Los peruanos nos sentimos orgullosos de la gran riqueza cultural que tenemos. Las múltiples culturas prehispánicas, sus tan impresionantes ruinas, nuestras costumbres y tradiciones atraen a millones de turistas cada año. Sin embargo, hace falta potenciarlo; más aún sabiendo que este sector es uno de los que más puestos de trabajo genera.
Sin duda, el turismo es el sector que más genera una cadena de puestos de trabajo, ya que el turista demandará de muchos servicios, además de las compras de souvenirs. Es decir, este sector produce un dinamismo constante en la economía. Por ello, podemos suponer que es el motor de la economía peruana.
El Perú, al tener una de las 7 maravillas del mundo, a diario atrae a turistas extranjeros. Machu Picchu, y la región Cusco en general, son los lugares que más visitas tienen. Esto puede tener consecuencias un tanto centralistas. Por ejemplo, según datos del MINCETUR para el 2016, El Circuito Turístico del Sur concentró el 85% del turismo receptivo, y de este, Cusco representa un 80%. Ello es propio del título que tiene Machu Picchu.
No obstante, el país tiene muchos otros lugares que pueden ser explotados cómo destinos turísticos; ya sea por su historia, sus costumbres o sus tradiciones. En cuanto a la historia, las ruinas de las diferentes culturas prehispánicas se extienden por todo el territorio peruano. Las costumbres y las tradiciones son aún más abundante, ya que en cada región podemos encontrar múltiples. Y ni hablar de la diversidad gastronómica.
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Es evidente que para lograr que estas otras regiones crezcan en la recepción de turistas hace falta, en primer lugar, de la promoción de sus atractivos. Para ello, tanto el gobierno central como los gobiernos regionales deben actuar más sincronizadamente, en particular los sectores de comercio y turismo. La Comisión de Promoción del Perú para la Exportación y el Turismo – PromPerú, una organización adscrita al Ministerio de Comercio y Turismo, juega un papel importante en este sentido, ya que le compete generar ideas, estrategias, y planes de promoción.
Por otro lado, también hace falta la inversión privada y pública. Así, desde el espacio público es necesario la capacitación a los dueños de los distintos servicios que permitan la buena acogida a tanto turistas nacionales como extranjeros. Esto permitiría que las inversiones privadas se vuelvan más rentables y productivas; lo cual, a la vez, genera empleos y un sinfín de beneficios en la población.
Asimismo, no olvidar que también es necesario un plan de contingencia ante cualquier eventualidad que genere el cierre de los distintos atractivos. La actual crisis nos ha demostrado que es muy necesario tenerlo.
Fuentes:
