La disolución del congreso genera dudas en la ciudadanía acerca de cómo impacta en la economía nacional. Al respecto, el economista Alonso Segura da su punto de vista.
P: Si bien el 5 de abril de 1992, el país vivió una disolución del Congreso por primera vez, la cual fue muy caótica y violenta; la que se dio el 30 de septiembre parece que no lo es mucho. A partir de esto ¿Qué sensación le deja este acontecimiento?
R: No hay comparación entre lo ocurrido el 5 de abril y el 30 de setiembre. Mientras que el primero fue un cierre de congreso con tanques, restricción de libertades individuales, prensa controlada, intervención en el Poder Judicial, etcétera, en esta ocasión, todas las libertades de los individuos están garantizadas, el Poder Judicial opera autónomamente y la prensa opina libremente.
La controversia que surge para algunos es si el mecanismo fue constitucional. Pero, como ex funcionario público y como economista, yo hubiera apoyado que la votación del Congreso por los miembros del Tribunal Constitucional constituya una denegación de confianza y, por tanto, al ser la segunda, el cierre constitucional del Congreso.
P: ¿Se pudo evitar tal medida?
R: Creo que no. Antes también se desconocieron las políticas públicas presentadas con cuestión de confianza. El Ejecutivo tuvo aproximaciones para tratar de resolver esta situación con el Congreso, y que la mayoría del Congreso la desoyó.
P: ¿Cómo ha impactado la actual crisis política en la constante reducción de la proyección del crecimiento económico para el país, que a inicios del año era aproximadamente 4%, pero que actualmente el BCR ha ajustado a la baja con tan solo 2.7%?
R: Hay que descomponer distintos factores, los cualesse han conjugado en esta reducción de proyección del 4 % al 2.7% que es aún un escenario optimista, y con riesgo a la baja. Por citar algunos factores, uno podría argumentar —como lo señalé a inicios del año— que era una proyección optimista. El año pasado fue 4%, con viento a favor y efecto base muy favorable. No había ningún factor que sugiriera que el 2019 iba a poder replicar o incluso ser superior al 2018. En segundo lugar, se encuentra la situación externa, que explica más de la mitad de la volatilidad del crecimiento a largo plazo en la economía peruana. Ha habido deterioro de condiciones externas y mayor incertidumbre en términos de economía global. Además, el factor ruido político que te genera incertidumbre y posterga algunas decisiones. Pero, no podemos atribuir la desaceleración económica solo al factor político porque solo es uno de los factores menores en corto plazo.
P: Entonces, este crecimiento de alrededor de 2%, ¿qué significa realmente para la economía peruana en un sentido de empleo, crecimiento económico, pobreza, etc.?
R: Primero, no es suficiente para reducir pobreza. Si nos quedáramos en esa tasa por un periodo, la pobreza va a aumentar y la pobreza extrema posiblemente también.
Segundo, con respecto a la generación de empleo, esta no es suficiente. Para poder estabilizar o absorber la generación de empleo nuevo, se necesita generar todos los años aproximadamente 250 mil puestos de trabajo. Con el crecimiento de alrededor de 2%, ello no está ocurriendo ni va a ocurrir. Una tasa de crecimiento de 2.5%, en el mejor de los casos, permite generar poco empleo formal y el resto va a empleo informal o desempleo.
P: En otras palabras, ¿la clase media no aumenta?
R: Ahí hay que ver distribución por percentiles. La línea media no está subiendo. En una tasa de crecimiento de ese tipo, es probable que no haya crecimiento de clases medias, se mantenga estable o tiendan a decrecer. Para tener reducción de pobreza y crecimiento de clases medias, la economía debería crecer cerca de 4% sostenido, y estamos por debajo de eso. El factor migración, factores humanistas aparte, genera presión adicional sobre el mercado laboral. Influye en aumento de informalidad y bajos salarios porque hay mano de obra dispuesta a trabajar en cuestiones más baratas.
P: Esta incertidumbre causada por la disolución del Congreso, que fue introducida por un conflicto político, ¿cómo afectará a las expectativas para el bicentenario?
R: Dependerá de distintas variables. Si este cierre sirve para, por ejemplo, poder pasar reformas, como la política, judicial e incluso económica, va a generar mejores bases de crecimiento de largo plazo por fortalecimiento institucional. Además, la elección de Congreso se dará en menos de cuatro meses. La pregunta es cuál va a ser la composición de ese Congreso, su línea política y económica, si se entramparon o podrá tomar decisiones “más de izquierda o más neoliberal de derecha”. No lo sabemos, y eso puede generar incertidumbre de distinto tipo en distintos agentes económicos. Tiendo a pensar que será un Congreso que no genere mucha incertidumbre.
Otro factor importante es que probablemente este cierre del Congreso va a llegar al Tribunal Constitucional. Es altamente probable que el TC se pronuncie sobre esto, y hay tres opciones posibles: que se concluya que fue perfectamente constitucional, en cuyo caso en ese momento se disipará esa incertidumbre; que se pronuncie sobre algo mixto, como que fue constitucional, pero para el futuro, van a exigir mayores evidencias de la violación de la cuestión de confianza, que se estructure mejor la decisión, por lo que no habría mayor ruido y se resolvería favorablemente; o que no fue constitucional, por tanto la conclusión sería una acusación constitucional al Presidente y su Gabinete, que votaron por esta decisión, acusaciones penales y responsabilidades personales y la caída del gobierno. Lo último, si bien esperaría que sea poco probable, sería tremendamente disruptivo.
P: El Poder Ejecutivo tomó decisiones para nombrar a su Consejo de Ministros. En cuanto a la cartera del MEF, dicen que su experiencia no es la suficiente para asumir esa cartera, si bien ya ha trabajado en el MEF y en el Minedu. ¿Qué opina sobre la elección de la nueva ministra y se puede esperar la continuidad de la política económica?
No es un tema de una persona o una cartera, es un tema de un gabinete. Hay quienes pueden creer que es un muy buen gabinete o que no lo es. Personalmente, estoy entre los que piensan que es un gabinete que me genera preocupaciones por distintas razones. Por ejemplo, al hablar de inversión pública, esta ha tenido un porcentaje de inversión muy bajo, y estás cambiando ahora a los ministros de Economía y de los dos principales ministerios de infraestructura en el último trimestre del año. En el último trimestre del año, se ejecuta más del 40% de la inversión pública del año. Entonces, justo ahora tienes cambio en todos los ministerios importantes en materia de infraestructura. Por otro lado, el ministro del MIDIS es un político que pasó por una cartera sin gran mérito, pero ese es un ministerio que reparte plata. Hay temas de gabinete que son importantes. De ahí viene el tema del MEF, y a mí me parece que la discusión que se está generando no tiene razón de ser. Hay quienes apoyan por las características específicas de la persona que cumple el cargo. Hay quienes critican por ser mujer y joven.
El tema no es de demografía, sino de competencias para asumir la responsabilidad de un puesto. Yo creo que el tiempo nos irá diciendo cuál de los dos lados tiene la razón, pero no me parece correcto poner esto en cuestiones de género o en cuestiones etarias necesariamente.