Económica

Alonso Segura y los retos que le esperan al MEF

Compartir en:
Share on facebook
Share on twitter
Share on linkedin

Especialistas en coyuntura macroeconómica de la PUCP opinan sobre el rumbo que debe seguir la gestión del nuevo ministro Alonso Segura.

La repentina salida de Luis Miguel Castilla Rubio del MEF ha generado muchos rumores sobre el rumbo que tomaría esta entidad en este año y medio que le queda a la gestión de Ollanta Humala. Por ello, se necesita una perspectiva más clara de cómo se orientará ahora uno de los ministerios más influyentes dentro del gobierno y, más aun, del país. Así, distintos especialistas nos brindaron su opinión sobre este tema. A continuación se presentan las entrevistas que nos concedieron.

 

Waldo Mendoza es Magister y Ph.D. en Economía de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Profesor e investigador del Departamento de Economía de la PUCP. Ex viceministro de Hacienda y actual Director Académico de Planeamiento y Evaluación (DAPE) en la PUCP.

 

¿Qué opinión tiene usted acerca del cambio repentino de ministro en el MEF en una coyuntura como la actual (de desaceleración económica)?

Alonso Segura ya estaba trabajando como jefe del gabinete de asesores en el MEF con el ministro Castilla, así que el cambio va a ser con un poco de continuidad. Creo que su tarea, en el corto plazo, va a ser la de buscar revertir esta tendencia  a la desaceleración que se está dando en la economía peruana. Y su tarea, posiblemente más importante, va a ser que la tasa de crecimiento  potencial de la economía crezca para los próximos años.

¿Hacia dónde debe orientarse la gestión de Alonso Segura y cuáles deben ser sus políticas prioritarias?

Dado el nuevo contexto internacional, la nueva tarea técnica será estimar cual es la tasa de crecimiento potencial de esta economía; pensar en seguir creciendo como en el periodo 2002-2012, es soñar despierto. El periodo que viene es uno, no dramáticamente malo, pero normal. Por lo tanto, el crecimiento normal para una economía pequeña y abierta en este nuevo contexto, posiblemente esté entre 4 y 5%. Este sería nuestro ritmo de crecimiento potencial normal.

La tarea de la política macroeconómica entonces es doble: la primera tarea es buscar crecer cerca a este potencial, la segunda tarea de la política económica es más complicada y menos visible, pero mucho más importante: debemos buscar el modo de elevar ese potencial. Aunque una cosa es operar en una economía donde los términos de intercambio crecen a 12% al año (lo cual es irrepetible) y otra cosa es una economía en donde los términos de intercambio crecen cerca a cero, que es el escenario más probable para los próximos años.

 

El economista Oscar Dancourt es Magíster y Ph.D. en Economía por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Actualmente se desempeña como Profesor Principal e investigador en el Departamento de Economía de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Fue director del Banco Central de Reserva del Perú durante el gobierno de Alejandro Toledo. 

 

¿Qué opinión tiene usted acerca del cambio repentino de ministro en el MEF en una coyuntura como la actual (de desaceleración económica)?

Supongo que la salida del ministro está vinculada a eso pero no tengo mayor información. Sin embargo, me parece claro que si al ministro Castilla le hubiese ido bien  con la economía no hubiera salido.

Lo que ha pasado en materia macroeconómica es que la economía se ha enfriado o ha entrado en una recesión. Si revisan los datos desestacionalizados del INEI, en realidad, estamos en una recesión. El profesor Bruno Seminario de la Universidad de Pacífico lo había dicho también; hay varias opiniones que iban en la misma dirección.

Además, los datos del INEI son suficientemente claros al respecto; entonces, la cuestión es ¿Por qué ha ocurrido esa recesión? Mi impresión es que se debe a dos factores diferentes: Un factor externo, como tantas otras veces en la economía peruana: se han caído los precios de las materias primas, en particular, el precio del oro. Esto ha detenido la inversión privada en el sector exportador de materias primas. Asimismo, se han caído los ingresos tributarios y eso ha detenido la inversión pública. Adicionalmente, ha existido una presión sobre el tipo de cambio, por eso el Banco Central ha vendido en el 2013 alrededor de 10 mil millones de dólares. Entonces, entre la caída de las exportaciones y la salida de los capitales tenemos los dos factores que han enfriado la economía y han provocado la recesión; estos son los factores externos.

Los factores internos son que la política monetaria y fiscal no han respondido como debía; el banco central no quiso bajar la tasa de interés y recién la han empezado a bajar cuando la recesión ya tenía buen rato. El MEF no quiso aplicar una política fiscal expansiva, es discutible si se pudo o no, pero no quiso. Se decidió cambiar la legislación laboral y ambiental, lo que en realidad no iba a reactivar la economía, cuando lo que tenían que hacer era política monetaria expansiva y política fiscal expansiva para moderar el impulso recesivo externo.

Esa es la coyuntura en la cual nos encontramos, situación que va a heredar el nuevo ministro.

Ahora bien, ¿Qué es lo que tendrían que hacer en esta situación? Pues, lo que debieron hacer antes: Políticas monetarias y fiscales expansivas que muevan la economía y seguramente habrá que hacer algo más porque la situación externa se ha deteriorado. Efectivamente, el Banco Central ha empezado a dejar subir el tipo de cambio un poco, lo que es parte de la solución. Si los precios de las materias primas se caen y entran menos capitales, el tipo de cambio tendrá que estar un poco más alto. De otro lado, hay que poner en marcha la economía, así que probablemente lo más sensato sea con política monetaria y fiscal.

Ojalá que pronto se puedan poner en marcha algunos programas de políticas públicas y empezar a ver los efectos que producen. Estamos atrasados en materia de política monetaria y fiscal expansiva que debiéramos haber aplicado mucho tiempo antes y a lo mejor pudimos evitarnos la recesión.

Keynes quería  que los macroeconomistas fuesen tan eficaces como los dentistas, uno no va al dentista para que le saquen la muela equivocada; una recesión gratuita es como eso: como ir y que te saquen la muela equivocada.

¿Hacia dónde debe orientarse la gestión de Alonso Segura y cuáles deben ser sus políticas prioritarias?

Lo primero es impedir que esta recesión se extienda y se convierta en una cosa más complicada y eso no se puede hacer solo con política fiscal, sino que tienen que coordinar con una política monetaria expansiva. Otra cosa que me parece importante, aparte de discutir el modelo, es que la economía peruana tiene que adecuarse a un contexto internacional mucho menos favorable del que tuvo la última década.

Esto es un tema de largo plazo, donde habrá que discutirse el tipo cambio y la diversificación productiva. Todo parece indicar que los precios de las materias primas y minerales que exportamos no van a ser tan buenos como solían ser y que tampoco vamos a tener un ingreso de capitales como solíamos tener, así que hay que adaptarse a ese contexto externo menos favorable y hay que poner todas las herramientas de política que tengamos para seguir creciendo lo más rápido posible, aún con ese contexto externo desfavorable y manteniendo la inflación baja. Yo diría que ese es un desafío complicado.

Extra:

El ministro, después de juramentar,  afirmó que el tiempo más bajo había pasado y que la economía se va a recuperar ¿Es eso cierto?

Hace 4 meses nos dijeron que la economía iba a crecer a 6% y que no iba a haber recesión, que al final hubo. Lo más sensato es reconocer lo que está pasando para poder actuar en consecuencia. Si te pintas el parabrisas de negro, será difícil que lleves el carro a un lugar razonable. Hay que mirar lo que pasa. Todo indica que la economía ha recesado, entonces, ¿Cómo movemos esto? Los factores externos que enfriaron la economía siguen operando y no es que han cambiado; no es que Estados Unidos va a rebajar más su política monetaria o que va a bajar la tasa de interés, al contrario, van a seguir subiéndola, tal vez más lento o más rápido.

Por otro lado, los precios de las materias primas que exportamos no parece que van a subir mucho, no es que el oro va a subir a 1800 dólares, no he visto esas estimaciones o que el precio del cobre va a regresar a 4 dólares la libra. Estos factores que enfriaron la economía no han desaparecido, me pregunto cuáles son las variables que van a hacer subir esto.

¿El precio del oro va a subir, el precio del cobre va a subir, los capitales van a entrar porque Estados Unidos va a bajar su tasa de interés? ¿De qué estamos hablando? Es esta idea de que «hay que infundir optimismo, no importa qué cosa es lo que pase, nosotros seguiremos infundiendo optimismo», ¿Acaso, la gente no se va a dar cuenta de que hay recesión? ¿La telefónica no se da cuenta que se caen sus ventas?  Hay que enfrentar la realidad y escoger a donde caminamos.

 

Félix Jiménez es Ph.D. en Economía de The New School for Social Research, EE.UU, con amplia experiencia en política económica y finanzas públicas. Actualmente se desempeña como docente a tiempo completo e investigador en el Departamento de Economía de la Pontificia Universidad Católica del Perú.

 

¿Qué opinión tiene usted del cambio repentino del ministro en el MEF, en una coyuntura como la actual, en desaceleración?

Considero que no es un cambio repentino, más bien parece ser un cambio que fue pensado con anterioridad por el exministro Castilla y el presidente Humala. El señor Castilla estaba en serios problemas con el parlamento (había una corriente de congresistas que planteaban su censura) y frente a la opinión pública. Las razones tienen que ver con el llamado lobby “Coca Cola”, que fue la demostración de hasta qué extremo llevó este exministro la privatización del ejercicio de la función pública. Además, fue el ministro que impuso, en una norma, el descuento compulsivo de los independientes para las AFP. Por otro lado, el exministro  hizo tres años de gestión en piloto automático. Fue un ministro que promovió la privatización del ejercicio de la función pública y que la privatizó en su propio ministerio; por ejemplo, pasó los estudios y propuestas de asociaciones público privadas (APP), que eran responsabilidad del MEF, a una empresa privada conocida. Por todas estas razones que empañaban su imagen de ministro estrella, en mi opinión, su renuncia no fue repentina; fue una forma de  cubrirse y liberarse de una censura por parte del Congreso.

La lección que debemos sacar de este cambio ministerial es que la privatización del ejercicio de la función pública es contraria a su objetivo del bien común. La actuación del funcionario público tiene que fundarse en la ética y en el respeto a los intereses de la nación. Nadie debe ejercer la función pública cometiendo perjuicios al  interés nacional, favoreciendo a determinados grupos de poder económico y promoviendo su privatización. El exministro centró su atención precisamente en esta tarea privatizadora. Él mediatizó todas las metas de los programas sociales. Recordarán, por ejemplo,  que en la campaña electoral, se ofreció 250 soles por “pensión 65”; él lo bajó a la mitad. También mantuvo el presupuesto de educación entre 2.8% y 2.9% del PBI durante los tres años de este gobierno. Se opuso a aumentos significativos del presupuesto de Educación, Salud, y Seguridad Social (como porcentaje del PBI), y aplicó una política fiscal con impulsos recesivos no obstante que había cambiado el escenario internacional después de la crisis de 2008-2009. El exministro también mediatizó la ley del gravamen, la oferta electoral más importante del entonces candidato y ahora presidente Ollanta Humala. Se ofreció recaudar por este concepto tres mil millones de soles anuales, pero en los tres años de este gobierno no se recaudó, por año, ni la tercera parte de ese monto.

Podemos afirmar, por último, que Castilla fue un ministro que aprovechó el desconocimiento de los temas económicos de la “pareja presidencial”, para mantener su influencia y ganar poder. Creo, por todas las razones anteriores, que  es bueno para el país que haya dado un paso al costado. Sin embargo, no estoy seguro que se aleje totalmente del gobierno, y esto es lo que debería preocuparnos; pues, si continúa asesorando al presidente, no habrá solución de continuidad en la privatización de la función pública, en el favorecimiento a los grupos de poder económico, en contra del desarrollo nacional y de su integración.

Se pudo haber implementado una ley del gravamen minero para incrementar de manera sostenida la presión tributaria. Esta presión sigue estancada en 15% del PBI, en un país cuya población que crece al mismo tiempo que sus necesidades de bienestar. Por lo tanto, la presión tributaria debió aumentar de manera significativa. No se dio ni un paso pequeño hacia la reforma tributaria, ni se favoreció la expansión de la inversión privada nacional. El exministro se dedicó a buscar inversión extranjera con “Road Shows” en los mercados internacionales, pero no hizo nada, por ejemplo, para enterarse de las necesidades de inversión en infraestructura, industria y agricultura, por ejemplo, en los departamentos de Amazonas, Cajamarca, San Martin, Apurímac, Tacna o Moquegua. Tampoco se preocupó de desarrollar el mercado de capitales en moneda nacional y de promover el financiamiento, en este mercado, de las inversiones de la pequeña y mediana empresa, para enrumbarlas hacia el crecimiento, hacia la expansión de su capacidad productiva, y hacia la modernización tecnológica. Entonces, sería lamentable que se mantenga la influencia de este exministro sobre las decisiones de interés nacional; de no ser este el caso, creo que se abre una posibilidad de hacer cambios en la política fiscal.

¿Hacia dónde debe orientarse la gestión de Alonso Segura y cuáles deben ser sus políticas prioritarias?

Hay que mencionar que el exministro Castilla sale justo en el momento en que el crecimiento de la economía se desacelera de manera dramática desde noviembre del año pasado. En los meses de junio y julio de este año, el PBI creció a las tasas de 0.3% y 1.1%, respectivamente. Yo diría que, el exministro es el segundo responsable de esta caída del crecimiento, pues dejó caer la inversión pública en 4.5% en el segundo trimestre de este año. Un ministro, en plena crisis, en pleno estancamiento de la economía internacional, no puede darse el lujo de permitir que la inversión pública se caiga. El exministro no supo enfrentar oportunamente los efectos negativos de la crisis internacional en la economía doméstica.

Ahora bien, ¿hacia dónde hay que orientar las políticas económicas? Estoy convencido que deben orientarse hacia la endogenización del crecimiento económico. Hay que desarrollar capacidades internas para sostener el crecimiento económico. Esto quiere decir fortalecerse internamente para participar, en mejores condiciones, en los mercados internacionales, desarrollando la industria manufacturera, la agroindustria y la agricultura. Este tipo de diversificación productiva debe acompañarse de diversos mecanismos de financiamiento para facilitar las inversiones privadas nacionales en la sierra y selva del país, así como de programas de capacitación masivos, por macroregiones, para  calificar mano de obra en función a los intereses locales o regionales. Asimismo, desde el MEF se puede promover el mantenimiento de un tipo de cambio real, estable y competitivo. Sin duda, el MEF tiene los instrumentos  necesarios para hacerlo;  posee tal capacidad de coordinación con otros ministerios que puede, por ejemplo, discutir con el Ministerio de la Producción para  ver cuál sería el apoyo de la política fiscal para desarrollar la industria a nivel regional y local. De la misma manera puede coordinar con el BCR para lograr el objetivo de un tipo de cambio competitivo y estable para favorecer la diversificación productiva.

La caída sistemática del tipo de cambio real en los últimos ocho años significó pérdida de competitividad de la industria y de otras actividades transables; y, además, provocó una espectacular penetración de las importaciones, como nunca antes había ocurrido en la historia moderna de nuestro país. Las importaciones representan 166% de la producción manufacturera, y alrededor de 112% del total de la producción manufacturera y agrícola en su conjunto. En los años setenta, cuando se hablaba de una industria adicta a dólares, las importaciones no superaban el 80% de la producción manufacturera. La penetración de importaciones ha reducido el mercado interno para la producción manufacturera. Si las políticas se orientaran a cambiar el estilo de crecimiento y acumulación de capital, el país entraría a una fase de desarrollo caracterizado por el aumento del empleo de calidad y de los ingresos.

Entrevistas relacionadas

Suscríbete a nuestro boletín

No te pierdas nuestras últimas publicaciones.

Entrevistas relacionadas