La economista Giovanna Aguilar (*), especialista en microfinanzas, nos cuenta un poco sobre este tema.
¿Qué son las microfinanzas?
Las microfinanzas constituyen la provisión de servicios a pequeña escala a segmentos de la población que generalmente no tienen acceso a los servicios financieros ofrecidos por la banca comercial. Dentro de estos segmentos encontramos, básicamente, hogares de ingresos medios-bajos, microempresas y pequeñas empresas. En términos de su situación podríamos decir que es un grupo que constituye una parte de la población en condiciones de pobreza.
¿Cuál ha sido el rol de las microfinanzas en América Latina y particularmente en el Perú?
El desarrollo de la industria microfinanciera ya tiene casi 40 años en el Perú. Estamos hablando de una industria que empieza a desarrollarse a fines de los setenta. Inicialmente fue concebida como un conjunto de instituciones cuya misión era proveer principalmente créditos en pequeña escala. Ahora, luego de 40 años de desarrollo y expansión, hay otros servicios que también están ofreciendo como por ejemplo el microahorro o los microseguros, incluso otros servicios un poco más especializados para el sector de microempresas. Entonces, ha permitido el crecimiento de esas unidades de producción sobre la base del aprovechamiento de oportunidades de negocios. En esa medida, ha cumplido un rol muy importante que no había sido cumplido antes por la banca comercial porque la banca comercial no tenía intereses de financiar ese tipo de actividades. Por eso, las microfinanzas en un primer momento fueron concebidas como una herramienta eficaz para combatir la pobreza tanto en América Latina como en otras zonas del mundo.
¿Cuál es el canal entre las microfinanzas y el desarrollo económico?
Las microfinanzas hacen posible que sectores muchas veces informales y en pequeñas escala se desarrollen y generen eslabonamientos en las economías locales. Entonces, hay de hecho un canal directo a través del cual la provisión, principalmente de microcrédito, ha permitido la expansión de estas pequeñas unidades productivas que generan eslabonamientos en la economía local, en la economía regional y eso contribuye de alguna manera al desarrollo porque hay más empleo, mejores salarios y se ofrecen mayores servicios y productos.
¿Cuál es la estructura del actual mercado microfinanciero en el Perú?
No es un mercado que goce de competencia perfecta pero diría que hay cierto grado de diferenciación del producto y hay varias empresas compitiendo: actualmente son alrededor de 38. En ese sentido, podría decirse que es un mercado de competencia monopolística. La coyuntura ahora nos dice que hay cambios importantes. Es cierto que hay un elevado grado de concentración o hacia eso se dirige. Eso sucede porque en febrero de este año hubo una venta importante de un banco que era el banco más emblemático de las microfinanzas y que ahora pasa a ser parte de otro holding de la banca comercial. Eso no significa que, por lo menos a priori, la competencia va a disminuir. Cuando hablamos de concentración no estamos hablando de menor competencia porque en realidad la concentración es solamente un indicador de participación del mercado. Puede haber un nivel de competencia muy alto aun en industrias muy concentradas y eso es muy consistente con la teoría. La industria de las microfinanzas, creo yo, está tendiendo hacia una mayor concentración con una mayor competencia. No sabemos hasta cuándo va a durar eso. Definitivamente, creo que la mayor concentración atiende a esta necesidad de explotar economías a escala que es lo que se necesita para seguir manteniendo el desarrollo de la industria.
¿Cuál sería el futuro de las microfinanzas en el Perú y como se podría mejorar su participación?
Yo predeciría un futuro promisorio. La última evaluación de la unidad de inteligencia de Economist Intelligence Unit ha considerado a la industria peruana como uno de los países más favorables para el desarrollo de las microfinanzas tanto por la regulación que se ha desarrollado como por las buenas prácticas de las instituciones microfinancieras. La industria va a seguir creciendo en el contexto de mayor competencia y concentración. Lo cual implica que a su vez el ente regulador o las instituciones encargadas de la regulación y supervisión van a tener que vigilar que efectivamente los resultados de una mayor competencia puedan trasladarse hacia los consumidores y se traduzca en un mayor bienestar. Cuando hay mayor competencia en el mercado, hay un mayor bienestar. Entonces, yo creo que hay un buen futuro, por lo menos en el mediano plazo. Todo va a depender también de cómo se configure la interacción entre estos nuevos jugadores que están surgiendo, cómo los reguladores entiendan el juego y cómo se establezca un juego saludable para la industria. Pero en sí, en el corto o mediano plazo, creo que hay un camino hacia una industria madura, con alta competencia y que se traduciría en mayor bienestar para los consumidores.
(*) Giovanna Aguilar es magíster en economía por la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro, Brasil. Actualmente se desempeña como Profesora Asociada e Investigadora en el Departamento de Economía de la Pontificia Universidad Católica del Perú.