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5 de abril: 24 años después del autogolpe

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El 5 de abril de 1992 fue un día triste para la democracia en el Perú. Aquí una breve reseña de lo que sucedió aquel día, hace 24 años.

Hace 24 años, los medios de comunicación radiales y televisivos interrumpieron su habitual programación dominical para transmitir el mensaje del entonces Presidente Alberto Fujimori. Todo el Perú se paralizó ante el discurso de Fujimori, en el cual disolvía el Parlamento Nacional, a la vez que restringía libertades constitucionales, todo esto bajo el amparo de la Constitución de 1979.

Inmediatamente, todos los medio de comunicación, radiales, televisivos y escritos fueron tomados por las Fuerzas Armadas, con el fin de interrumpir reacciones inmediatas de los periodistas, así como todas las instituciones estatales, por orden y mandato «constitucional» de Fujimori. Aparte de la sorpresa de la población, esta entró en una confusión, pues no supieron reaccionar ante este fenómeno sui géneris en nuestro país, ya que el propio Presidente electo, y en uso de sus funciones y facultades, daba un «autogolpe». Al día siguiente, resalta la edición del diario La República, pues la portada de esta estaba en blanco, como protesta a la medida y a la restricción del derecho a la libertad de expresión. Paradógicamente, Fujimori caminaba en olor a multitud por las provincias del país, alzado en hombros por los pobladores, que aprobaban mayoritariamente la decisión tomada por el mandatario.

Este acto fue la consecuencia de las «obstrucciones» políticas que aquejaba el Presidente y su partido Cambio 90, pues este acusaba que tanto la cámara de Senadores y Diputados interrumpían su labor gubernamental en materias de economía, salud y principalmente lucha contra el terrorismo. Una imagen grabada en la memoria de muchos peruanos de la época, es aquella donde Felipe Osterling, Senador pepecista y Presidente de dicha cámara forcejea con los militares y es impedido a la fuerza de entrar al parlamento.

Este argumento «obstruccionista» del parlamento fue la excusa perfecta que Fujimori tuvo para atentar contra la democracia aquel 5 de abril, día que desde entonces quedó marcado en la historia de nuestra historia republicana, pues hace solo 12 años habíamos recuperado la democracia tras la dictadura militar de Velasco y Morales Bermúdez. Esta medida, tomada bajo también el pretexto de la lucha frontal contra el terrorismo, fue ganando popularidad pues como golpe de suerte, el 12 de septiembre del mismo año, Abimael Guzmán Reynoso, líder el movimiento terrorista Sendero Luminoso, culpable del mayor derramamiento de sangre en el Perú (superando a la guerra con Chile) era capturado en Lima por el Grupo Especial de Inteligencia (GEIN) de la Policía Nacional del Perú.

Como procedía bajo herramientas «democráticas», se llamó a una Asamblea Constituyente para redactar la Constitución de 1993, la cual no rige hasta ahora. Hoy en día, le atribuyen un protagonismo exagerado a dicha Constitución, pues dicen es la que «sentó las bases para el modelo económico liberal que nos ha llevado a un crecimiento continuo desde entonces». Esta afirmación trillada y repetida como grabadora por unos y otros carece de sustento y contundencia, pues las causas del crecimiento económico peruano se deben a otros factores como el aumento de las exportaciones, subida de precios internacionales de materias primas, estabilización fiscal y la derrota de Sendero Luminoso. No podemos ser de un razonamiento primario en decir que la Constitución nacida en la dictadura fujimorista es la panacea y que todo se lo debemos a ella.

Cada 5 de abril se viene a la memoria de mucha gente aquel de 1992, cuando la democracia fue vulnerada ante la vista y aprobación de la gran mayoría de la población, que lejos de repudiar el acto, lo aplaudieron y aprobaron abrumadoramente. Ya es historia conocida cómo continuó el gobierno de Fujimori y cómo terminó, con una fuga del Perú camuflada en una visita oficial a la cumbre del APEC en Brunei, para luego renunciar via fax!. En la clandestinidad y lejos de la extradición en Japón (pues este país no cuenta con tratados de extradición), el ex Presidente Fujimori postuló al Congreso de Japón, en una evidente búsqueda de inmunidad.

Desde este espacio en Económica, escribo estas lineas a manera de una reseña, para dar a conocer lo que pasó aquel 5 de abril de 1992. Todas las opiniones vertidas son de mi autoría, Económica como asociación de Estudiantes de la Pontificia Universidad Católica queda exenta de cualquier responsabilidad.

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