La crisis sanitaria llegó a nuestro país no solo para mostrar la fragilidad de nuestro sistema sanitario, pues también logró poner en evidencia la inefectividad de las medidas económicas, producto de abismales problemáticas estructurales e institucionales que arrastramos desde hace muchos años. En este escenario, la debilidad institucional y crisis sanitaria agudizan la informalidad, dificultando la reactivación económica.
Entre estas problemáticas encontramos una desconexión entre las leyes y el mercado, producto de un marco institucional débil y complejo. Esta da espacio a dos obstáculos para la formalización económica y la recaudación tributaria en tiempos de crisis.
- Costos de formalización: Los costos laborales que existen en el Perú son uno de los más altos de la región. Por ejemplo, respecto a costos laborales no salariales, el Perú es uno de los países con los costos laborales no salariales más altos en Latinoamérica y el Caribe (Lavado y Yamada 2020)
- Sistema tributario: El sistema tributario en el Perú se caracteriza por su complejidad. Actualmente coexisten cuatro regímenes tributarios con distintos niveles de exigencia administrativa: el régimen único simplificado (NRUS), el régimen especial del impuesto a la renta (RER), el régimen MYPE tributario (RMT) y el régimen general (RG)
Por un lado, este fenómeno economico compromete los resultados de las medidas estatales frente a la diversas problemáticas económicas y sanitarias, logrando que solamente cierto sector (formal) goce del amparo legal dentro del marco laboral.
De esta manera, la informalidad es causante de los resultados de diversas medidas económicas y decretos por parte del gobierno en su intento de responder a la crisis sanitaria y económica. Por ejemplo, según el plan económico frente al covid-19, se dispuso la creación del Fondo de Apoyo Empresarial – Mype con una asignación de recursos por hasta S/ 800 millones, lo cual permite garantizar créditos por S/ 4 000 millones. Sin embargo, el avance respecto a los créditos garantizados alcanzo el 56% de los recursos asignados (Ministerio de Economía y Finanzas 2020).
Por otro lado, la informalidad compromete la recaudación tributaria en la pandemia desde dos aristas. Primero, la reducida efectividad de las medidas públicas para afrontar la crisis sólo prolongaron la paralización de actividades económicas, comprometiendo la recaudación tributaria. Segundo, la informalidad laboral trae consigo evasión tributaria, impactando en la presión fiscal.
Entonces, producto de ambas aristas, durante el 2020 la recaudación tributaria se vio afectada a gran magnitud: En 2019 los ingresos tributarios cerraron en S/ 110,681 (millones de soles), sin embargo, en 2020 los ingresos tributarios cerraron en S/93, 065 (millones de soles). Es decir, dicho monto representa una contracción del 17% aproximadamente (BCRP 2020).
Con la llegada de la crisis sanitaria se agudizó la informalidad y, esta sigue siendo un gran obstáculo en la reactivación económica. La complejidad del sistema tributario de la mano de altos costos laborales para la formalización tocó fondo en la pandemia, condenando al desamparado insitucional a quienes más necesitan del apoyo fiscal , y comprometieron la estabilidad fiscal. Ante eso, es fundamental reconstruir la relación entre el mercado y el Estado mediante diversas medidas políticas acorde a la realidad laboral.
Por un lado, respecto a los pequeños trabajadores, se debe ofrecer incentivos para la formalización laboral como protección frente al desempleo. Mientras que, por otro lado, las empresas necesitan la dinamización del actual régimen tributario. En este sentido, es hora de que el Estado apueste por una política fiscal más amigable y flexible que tenga en cuenta al emprendedor peruano.
Fuentes:
MEF (1)
BCRP (2)
Gestión (3)
Lavado, P & Yamada, G (4)
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