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Avance en el Aseguramiento Universal en Salud en el Perú

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El Aseguramiento Universal en Salud (AUS) es una de las principales metas de políticas en salud pública que los gobiernos alrededor del mundo buscan conseguir. El avance del país en este sentido puede ser evaluado en función al “cubo de cobertura universal de salud”, el cual cuenta con tres ejes (población, servicios y gastos directos).

Analizando cada uno de estos ejes en la realidad del sistema de salud peruano, es evidente que, si bien se han logrado algunos avances significativos respecto a los tres ejes que plantea el cubo (especialmente en el eje «población» gracias al Seguro Integral de Salud (SIS)), aún queda muchos pendientes por resolver para considerar que existe un verdadero AUS en el país.

Tres dimensiones claves para el AUS
El Aseguramiento Universal en Salud (AUS), implica que todas las personas y comunidades reciban los servicios de salud que necesitan sin sufrir dificultades financieras.1 Un indicador muy útil para evaluar el progreso de cada país hacia el AUS es el denominado “Cubo de cobertura universal de salud”, diseñado por la OMS. Tal como se señala en la imagen, este cubo representa 3 dimensiones: la población, los servicios y gastos directos. El objetivo central es progresar en cada uno de estos ejes, hasta llenar el cubo completamente.2

Tomado de (2)

A continuación, se realizará una evaluación de cada eje en relación a la situación del sistema de salud peruano.

Primer eje: Población
Si bien existen diferentes tipos de seguros en el país, el que ha experimentado un constante aumento significativo de asegurados en los últimos años es el SIS, el cual se ha convertido en la aseguradora con un mayor número de afiliados, pues cubre al 61.7% de la población total del país.3

Esta gran proporción se produce gracias al decreto de urgencia N°.017-2019, el cual estableció que toda persona residente en el Perú que no cuente con un seguro de salud, debe ser afiliada al SIS.4

Pese a que el presupuesto en salud ha aumentado a la par del aumento de afiliados al SIS4 , este mayor financiamiento no ha podido garantizar una mayor calidad en el servicio de salud. La baja calidad de los servicios de salud es un problema constante en los últimos años, tiene, entre sus consecuencias más importantes, la disuasión por parte de la población (sin importar si están afiliados o no) a utilizar estos servicios.5

Segundo eje: Servicios
En numerosas ocasiones, se ha vuelto muy común conocer casos en lo que, debido a la falta de recursos necesarios, no se brindan las atenciones médicas requeridas. Por ejemplo, el informe de supervisión realizados por la Defensoría del Pueblo del 2017 destaca que el 63.1% de los 198 establecimientos de salud visitados no realizaban radiografías por falta de la tecnología necesaria y de personal capacitado, 47% de los laboratorios no realizaban hemogramas.5

Esta situación es un indicador de que, aunque en teoría, un seguro te garantiza el acceso a servicios de salud, todavía falta mucho por hacer para que los asegurados realmente accedan a estos, y que la atención brindada sea de calidad.
La baja calidad de la atención médica se debe principalmente a dos factores: la falta de personal capacitado y de equipamiento adecuado.

Tercer eje: Costos directos
La organización del sistema de salud peruano es caracterizada por su fraccionamiento. La multiplicidad de aseguradoras en el mercado de salud complejiza significativamente los flujos de financiamiento del sistema de salud ya que genera que el esquema de financiamiento complejo pierde eficiencia, dificulta la trazabilidad de los recursos e impide hacer un correcto seguimiento de la calidad del gasto.4

Pese a esto, resulta evidente que el dinero destinado a salud se ha mantenido en aumento de forma constante en el presupuesto en salud.3 No obstante, resulta fundamental considerar que el 76% del monto privado destinado a salud correspondió a gastos de bolsillo realizado por la población, la cual fue destinada principalmente a la compra de medicamentos.4

Sin embargo, es importante resaltar que el contar con un seguro de salud ha reducido el gasto de bolsillo de la población asegurada durante la pandemia del COVID-19.  La población que contaba con aseguramiento solo asumió directamente entre el 46% y 48% del costo total de los servicios recibidos.6 Estos resultados indican que el aseguramiento ha sido efectivo en reducir, en parte, el gasto de bolsillo de la población beneficiaria.

Conclusión
Si bien el aseguramiento ha crecido rápidamente en los últimos años, especialmente gracias al SIS, la oferta de servicios de salud disponible no ha crecido a la misma velocidad que el número de asegurados, razón por la cual no se están brindando los servicios de atención médica con la calidad y la suficiente protección financiera que requiere la población, en especial aquellos más vulnerables y con menos recursos.

Además, si bien se han logrado avances en una mayor protección financiera a parte de los asegurados, todavía queda mucho por hacer en este sentido. No obstante, para aumentar los recursos destinados a salud, una alternativa sería financiarlo mediante una mayor tasa impositiva que permita una mayor recaudación fiscal.

Pero esta medida sería percibida por la población como “injustificada”, pues considerarían que los servicios que actualmente reciben no la justifican. Otra opción que debe ser evaluada es buscar una mayor eficiencia en el gasto público destinado a salud, para lo cual se necesita plantear una reforma del sistema de salud que disponga de los recursos de de forma más efectiva y más focalizada en asegurar a aquellos que lo necesitan.

Fuentes:

Organización Mundial de la Salud (1)

Cotlear, et. al. (2)

MINSA (3)

Videnza Consultores (4)

Gianella (5)

Instituto Peruano de Economía (6)

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