El estado de inflación generalizada alrededor del globo ha llevado a los distintos bancos centrales a aplicar medidas de política monetaria contractiva. Entre ellos, el de mayor influencia es la Fed, cuyos efectos de política afectan a la economía global indiscriminadamente. Por esta razón, es importante conocer no solo su funcionamiento, sino también qué factores influyen en su toma de decisiones al momento de manejar su tasa de interés de referencia y proyectarlas para los siguientes meses. Si bien este es un asunto complejo, es posible revisar indicadores clave que nos permitan acercarnos preliminarmente a la problemática.
El mundo se encuentra en un estado de inflación generalizada. Ante esto, cada país ha tomado acciones propias para combatirla. En el caso de Estados Unidos, la economía más grande del mundo, sus decisiones de política monetaria afectan a la economía global, e incluso más a economías emergentes como la peruana. En efecto, una continua política monetaria contractiva trae revisiones a la baja de perspectivas de crecimiento económico, salidas de capitales de economías emergentes y presiones en el tipo de cambio. Entonces, dada la magnitud de estos efectos, es importante comprender cómo funciona y qué factores influyen en las decisiones de política de la Fed.
El estado de la política monetaria de la Fed
El banco central de Estados Unidos, tiene como objetivo primordial controlar la inflación y conducir al pleno empleo. Para ello, utiliza su tasa de interés de referencia, la cual sube si se desea condiciones financieras más restrictas y disminuir el consumo e inversión, o baja si se desea impulsar la demanda agregada. Así, en un contexto inflacionario, la Fed se enfrenta a la dicotomía de subir su tasa para controlar la inflación, pero desacelerando la economía y llevando a una mayor tasa de desempleo. De la misma manera, puede bajar su tasa de interés y combatir el desempleo, pero generando presiones inflacionarias.
La primera situación es muy similar a lo sucedido en los últimos dos años. Estados Unidos presenta altos niveles de inflación, cuya tendencia al alza inició desde mediados del año 2021. Esto se debe a choques de oferta y de demanda: por un lado, la escasez de combustibles por el conflicto entre Rusia y Ucrania, y la disrupción de cadenas globales de valor generó presiones inflacionarias en la economía estadounidense; por otro lado, la magnitud de los estímulos monetarios aplicados durante la recesión por el Covid19 aceleró excesivamente la actividad económica americana, lo cual llevó a una brecha entre demanda y oferta agregada y a mayores subidas de precios. Por esta razón, se inició la subida sistemática de su tasa de interés de referencia desde marzo del 2022, con lo cual se espera desacelerar la economía y reducir las presiones y expectativas de inflación.
Un repaso de los últimos dos años
Para profundizar en la situación estadounidense es necesario tomar en cuenta distintas cifras macroeconómicas y su comparación con las expectativas de los agentes, pues este contraste también otorga información respecto al estado de la economía. Primero, se tiene el IPC (Índice de Precios al Consumidor), sobre el cual se mide la inflación. En su forma “core” (sin incluir los precios de alimentos y energía), la inflación ha aumentado continuamente desde el año 2021, lo cual indica preliminarmente que la inflación efectivamente no solo se debe a cuestiones de choques de oferta en los combustibles, sino también a cuestiones de aceleración en la demanda agregada.
Segundo, se tiene a las Nóminas No Agrícolas, que muestran el cambio mensual de personas empleadas en todas las empresas sin contar al sector agrícola (pues está sujeto a su carácter estacional). Desde mediados del 2021, el número de personas empleadas aumenta en niveles generalmente por encima a lo estimado por el mercado, por lo cual existe un dinamismo mayor de la economía americana. Finalmente, se tiene el Índice de Sentimiento del Consumidor de la Universidad de Michigan, que mide tanto el sentimiento de los hogares respecto a la situación presente de la economía, así como a su situación futura. A lo largo del año, la confianza del consumidor americano ha decaído, gracias a la inflación generalizada de precios y a las condiciones financieras restrictivas a las que se enfrenta.
Proyectándonos al futuro
Como se ha repasado, se presenta una alta inflación y una economía dinámica mostrada en el mercado de trabajo. En la dicotomía de controlar la inflación y desacelerar la actividad económica, se ha subido la tasa de interés de referencia desde marzo del presente año en 75 pbs cada mes. Así, a medida que las condiciones financieras se tornaron más restrictivas, la confianza del consumidor ha mermado y se espera que la economía dé indicios de desaceleración. No obstante, la inflación no ha disminuido en los niveles deseados. Entonces, ¿qué es lo que se espera para los siguientes meses? ¿en qué nivel culminará la subida de tasa?
Para formarse una proyección respecto a las siguientes acciones de la Fed, se toman en cuenta los últimos resultados económicos y el discurso de sus propios funcionarios. Por un lado, la inflación y el dinamismo de la economía se han mantenido persistentes. No es si no hasta el mes de octubre, que su variación interanual ha disminuido a 7.7% frente al 8% esperado por el mercado, en lo cual los efectos de la política monetaria contractiva han mostrado sus efectos. Sin embargo, si se observa las nóminas no agrícolas, estas aumentaron en 261 mil nóminas, mientras que se esperaba un aumento de solo 200 mil si la economía se estaba desacelerando. Por último, la confianza del consumidor de la universidad de Michigan ha mostrado una tendencia al alza en los últimos 3 meses, producto de la percepción de que la economía se mantiene resiliente a pesar de las subidas de tasas.
A lo ya mencionado se suma los discursos de los funcionarios de la Fed. Primero, en el último discurso de Jerome Powell, su presidente, anuncia que la subida de 75 pbs en el mes de noviembre se debe a una priorización de riesgos. Los efectos de la política monetaria se dan en rezagos, por lo que existe un riesgo de no subir la tasa a un nivel restrictivo suficiente y que la inflación se descontrole, así como también existe el riesgo de subir la tasa a niveles más de los necesarios y ocasionar una recesión económica. En este sentido, dada la característica de los indicadores económicos, se otorga un mayor peso al riesgo de no subir la tasa a niveles restrictivos suficientes, pues la actividad económica aún se muestra dinámica. A esto, se le suma el discurso de funcionarios como James Bullard, quien asevera que las subidas de tasas aún son necesarias y que los últimos resultados de inflación son solo ligeros avances.
Dados ambos factores, se espera que el carácter de la política monetaria continúe, pues la actividad económica se mantiene dinámica y existe un mayor rango de acción para la subida de tasas. No obstante, tomando en cuenta que las últimas cifras de inflación han mostrado resultados positivos y que la economía opera con rezagos, es posible que el grado de subida disminuya en los siguientes meses. Asimismo, cabe recalcar que toda cifra se encuentra en constante evolución y puede traer revisiones sobre el futuro proyectado de la tasa de interés. Un claro ejemplo es cómo ha evolucionado la tasa esperada de la Fed: en septiembre, se esperaba que se detenga la subida de tasa alrededor de los 375 pbs, mientras que ahora se espera que ronde los 475 pbs.
Como se ha observado, el asunto de la política monetaria y sus decisiones es un tema complejo. Este incluye una amplia variedad de factores, de los cuales se han recogido tres que destacan y pueden otorgar cierta información. Por ahora, el sentimiento de la continuación de la política contractiva es el mayoritario. No obstante, los agentes económicos conocen el carácter sorpresivo de los resultados económicos, por lo cual se muestran expectantes a la continua evaluación de la economía estadounidense.
Fuentes:
Fed (1)
IMF (2)
BCRP (3)
Bureou of Labor Statistics (4)
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