El Perú es un país donde el número de familias que se dedican a la agricultura es considerable. Los trabajadores agrícolas dedicados a dicho sector representan más del 50% en seis regiones del Perú y más del 30% en otras siete (Gestión, 2015). Es así que la importancia de desarrollar el sector agrario para el bienestar social y económico en el Perú es un indispensable objetivo. Una estrategia aplicada, no solo por el gobierno peruano, sino por varios países latinoamericanos, fue el empleo del crédito agrícola. Este crédito fue muy debatido durante la década de los años ochenta dado a los intereses políticos del primer gobierno de Alan García por aplicar medidas que contrarresten la pobreza rural. La disposición a usar esta herramienta política, el crédito agrícola, reside su vínculo de esta con el crecimiento del sector agrario (Giraldo, 1989, p.2). Por lo tanto, las siguientes líneas buscarán explicar el papel del crédito agrícola en la historia del Perú.
Es importante recalcar que la relación entre las personas consideradas en condición de pobreza y pobreza extrema dependen en gran medida de actividades relacionadas con la agricultura (Hasan, 2001, p.4). Es por ello que la importancia del crédito agrícola, como instrumento político, recae en contrarrestar la pobreza rural a través del sector agrario. De acuerdo con el Banco Mundial, el crédito mencionado ayuda a la familia dedicada a dicho sector a invertir en pequeñas fincas y en otras actividades económicas como el comercio (Referido de Cieza, 2005, p.28); de este modo, impulsa su productividad y la inserta en el sistema financiero rural. Ahora, ¿cuál es la situación del crédito agrícola en el Perú?
Desde aproximadamente los años treinta, el sector agrícola fue considerado como un sector potencial para el crecimiento económico del país. Desde los años ochenta, el Estado implementó con mayor interés políticas crediticias dedicadas para las zonas rurales y fue durante el gobierno aprista (1985-1990) que, en busca de reactivar dicho sector y enfrentar la hiperinflación desatada en años previo, el Banco Agrario, un banco estatal, fue aumentando sus colocaciones en el sector agrario, las cuales llegaron a representar más del 90%. De este modo, las colocaciones del Banco Agrario desplazaron a las de la Banca Comercial en lugar de trabajar en conjunto con ella y concentrarse por las zonas desatendidas por la misma (Sotomayor, 1994, p.6). Además, el Banco Agrario dado a la escasa experiencia de sus dirigentes en el rubro y a la política del crédito subsidiado aplicado especialmente para otorgar créditos sin criterios fue declarado ineficiente y asimismo cerrado en el año 1990. Esta mala administración del banco fue una causa para acentuar la desigualdad monetaria y de oportunidades en el país, lo cual a su vez acentuó la pobreza rural. Debido a ello, el Banco Agrario prefirió otorgar créditos a ciertos grupos de pequeños agricultores y a ciertos cultivos, de los cuales, la mayoría son de la Costa (Abusada y Cusato, 2007, p.19). Por lo cual, se asume que el crédito agrícola durante esta década, dado a factores externos, no cumplió con lo esperado.
Durante los siguientes dos años, los créditos informales fueron aparentemente mucho más solicitados, debido a que el ofertante solía ser una persona conocida del productor demandante. Sin embargo, estos créditos se otorgaron con tasas de interés sumamente altas. La información existente sobre dichos créditos es escasa y poco confiable dado a su condición de informalidad. No obstante, según Aguilar, el crédito informal, en realidad, complementó al formal dado a que este último no cubrió las verdaderas necesidades de los pequeños agricultores (2005, p.16). En el año 1992, se crearon las Cajas Rurales, las cuales se encargarían de complementar la oferta de créditos agrícolas en diferentes partes del Perú. Sin embargo, sus funciones fueron ejecutadas años después. Si bien al inicio estas cajas parecieron ser ineficientes dado que el sistema financiero rural era precario en el Perú, hoy en día, como señala Ravines, las Cajas Rurales han logrado desarrollarse adecuadamente, pues estas otorgan la mayor cantidad de créditos al sector agrario, la cual representa el 44% (2017, p.12). Finalmente, el actual Agrobanco fue creado en diciembre del año 2001. Sus colocaciones del sistema financiero para el sector agropecuario están cerca del 20%, las cuales son superadas por la Banca Comercial (Ravines, 2017, p.13). Ello demuestra que, en la actualidad, la oferta es descentralizada. Es decir, diferentes instituciones crediticias son las encargadas de otorgar créditos y variar las tasas de interés a favor del pequeño productor.
En conclusión, si bien el crédito agrícola es considerado como una herramienta política útil para combatir la pobreza rural en el Perú a través del desarrollo del sector agrario, existieron factores externos como la mala administración del crédito agrícola, ya que este no pudo cumplir, aparentemente, con lo que se espero de este. Además, debido a la insuficiente información acerca de la pobreza rural en la década de los 80, existe un limite al momento de realizar un estudio acerca de cuánto fue la influencia del crédito agrícola en la pobreza rural del Perú. Si bien esto es cierto, con la información obtenida se puede inferir que el crédito agrícola pudo haber influido de manera negativa en la reducción de la pobreza rural dado a que la desigualdad económica se acentuó.
REFERENCIAS
Abusada, R & Antonio, C. (2007). Crecimiento e instituciones en el Perú: 1970-2006. Lima: Instituto Peruano de Economía
Cieza, F. (2005). Sistematización de un programa estatal de microcrédito rural para los ingresos económicos de familias en condiciones de pobreza. (Tesis de Licenciatura en economía. Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú, Facultad de Ciencias Sociales).
Gestión. (2015, junio 22). Minagri: Más de tres millones de peruanos se dedican a la agricultura familiar. Gestión. Recuperado de https://gestion.pe/economia/minagri-tres-millones-peruanos-dedican-agricultura-familiar-93112-noticia/?ref=gesr
Gonzales A. (1989). Los subsidios financieros a la agricultura en el Perú, 1980-1989. Debate Agrario. Lima, 1989, 6, 11-35
Hasan, M. (2001). La pobreza rural en los países de desarrollo. Fondo Monetario Internacional. Recuperado de https://www.imf.org/external/pubs/ft/issues/issues26/esl/issue26s.pdf
Ravines, A.M. (2017). Situación del crédito agrícola en el Perú. (Trabajo Monográfico para optar título de ingeniero agrónomo, Universidad Nacional Agraria La Molina, Perú). Recuperado de http://repositorio.lamolina.edu.pe/bitstream/handle/UNALM/2973/E13-R385-T.pdf?sequence=1&isAllowed=y