Durante el último trimestre, la economía alemana registró una caída del 0,2% de su PBI. Si es que este trimestre también registra una caída, Alemania, la economía más poderosa de Europa, estaría en una recesión. Veamos algunas las causas.
Primero, se debe tener en claro que la principal actividad económica de Alemania es exportaciones. Esto se refleja en su balanza comercial, que compone el 7% de su PBI, el más alto a nivel mundial. Además, su ratio de exportaciones respecto al PBI es el doble que el de la China. Por ese motivo, cuando en agosto de este año se registró una caída en las exportaciones en 6% respecto al mes de agosto del año anterior, cambió el panorama de la economía alemana. Esta caída se debió principalmente a una menor demanda por bienes de capital de China, la lenta recuperación de la Zona Euro y los efectos de las sanciones del occidente a Rusia por las recientes tensiones políticas en Ucrania.
Uno de los sectores más golpeados ha sido la producción industrial. Debido a la reciente política del gobierno alemán de desactivar todas las plantas nucleares y recurrir más a energía renovable, los costos energéticos han aumentado drásticamente, obligando a muchas firmas a reubicar sus fábricas en Hungría y Estados Unidos, donde los costos por energía son hasta 80% menores que en Alemania. Esto ha impulsado una caída en el sector industrial de un 4%.
Una de la soluciones planteadas para revertir esta tendencia es aumentar la inversión pública en proyectos de infraestructura. Actualmente, el país presenta tan solo el 1.6% del PBI en proyectos de inversión pública, una de las más bajas de la región. Se estima que el gobierno de Merkel puede aumentar este gasto en un 0.7% del PBI sin afectar sus reglas de política fiscal. De no hacer esto, es muy posible que la evolución de la economía alemana tenga un prognóstico bastante sombrío, lo cual podría generar más inestabilidad en una débil recuperación de la Zona Euro.
Fuente: The Economist
