“La fortaleza del euro podría requerir políticas monetarias acomodaticias”, declaró Mario Draghi presidente del Banco Central Europeo (BCE) en una reunión de primavera del FMI en Washington.
El euro se ha apreciado un 6% contra el dólar a lo largo del último año. Un alto tipo de cambio frena el avance de los precios y amenaza el campo de acción del BCE para mantener la inflación cerca o por debajo del 2%, ya que abarataría las importaciones y dañaría las exportaciones.
La inflación europea está muy lejos de su objetivo (0.5%). En este contexto de riesgo de deflación en algunos países europeos, el FMI ha exigido contundencia en las operaciones del BCE para que “ponga en marcha la máquina de dinero” (comprando activos, bajando el tipo de cambio, inyectando crédito a bajo precio, entre otros).
El BCE, por su parte, no considera tan urgente tomar medidas sobre la baja inflación como sobre las tasas de interés que ya están en su mínimo histórico (0.25%). Sin embargo, Draghi declaró que “siempre he dicho que la tasa de cambio no es un objetivo de la política monetaria, pero es importante para la estabilidad financiera y el crecimiento. Y ahora, lo que ha pasado es que en los últimos meses ha resultado más y más importante para la estabilidad de precios”. Además aseguró que el BCE está preparado para actuar cuando se considere pertinente y que esta decisión será tomada por unanimidad.
Según Jens Weidmann, miembro del consejo del BCE, la subida del euro se debe a las entradas de capitales y al retorno de la confianza en esta moneda. Asimismo, Draghi aseguró que el BCE “no excluye medidas no convencionales de expansión monetaria” (como las de la FED en Estados Unidos).
Fuente: Blomberg, El País