La desaceleración china no arrastrará a Europa hacia una recesión, según el consenso de distintos analistas, sobre todo gracias al abaratamiento del petróleo, que neutralizará la previsible caída de las exportaciones europeas asociada a la mayor debilidad del gigante asiático.
Este mensaje alentador viene reforzado por un informe del Banco Santander que desecha esa situación en Europa e incluso un estancamiento prolongado de la economía mundial motivado por China, país para el que prevé un alza del PIB en el entorno del 6.5% este año. El estudio se apoya en que de Estados Unidos emanan señales positivas para el crecimiento, en que la inflación subyacente se mantiene en rangos saludables, y en que la caída del precio del crudo (a precios mínimos de 2009) supondrá un impulso adicional al avance del área euro.
En este sentido, el economista Juan Ramón Caridad, defiende que la caída del petróleo supone un poderoso incentivo para el crecimiento europeo, abaratando la factura energética hasta compensar en parte la eventual merma en las exportaciones a China. Añade que esa reducción potencial de ventas europeas aún están en predicciones, ya que hasta la fecha no se aprecia en muchos sectores.
De hecho, los pedidos de la industria alemana, la más permeable a China de Europa, arrojan crecimientos. Es pronto para predecir una catástrofe, deslinda Caridad. A este argumento se une el socio de China Capital y profesor del IEB Javier Santacruz, quien recalca que lo que sí se va a producir es una recomposición de las exportaciones a China. Pone de ejemplo al sector automotríz: si bien la falta de energía de la economía china puede mermar las ventas de autos de alta gama, ello no basta para que el cambio de paradigma en el país asiático, más orientado al consumo, opere un alza de las ventas en vehículos de menor categoría.
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