El pasado 15 de mayo, se presenció otro atentado más contra las actividades del Oleoducto Norperuano. Esta vez, el acto provino por parte de la comunidad nativa de Saramurillo, en la región de Loreto. Petroperú afirma que no hay razones que justifiquen tal accionar violento.
Hace 6 días, se dio a conocer mediante un comunicado de prensa que los tanques de almacenamiento de la Estación 1 del Oleoducto Norperuano fueron tomados por cerca de 90 nativos, armados con lanzas, provenientes de la comunidad de Saramurillo. Asimismo, se informó que la instalación, ubicada en Loreto, se encuentra bloqueada, sobre todo en lo que concierne a las labores de embarque y desembarque de hidrocarburos, así como a los despachos de crudo hacia la refinería ubicada en la ciudad de Iquitos. A pesar de ello, el Oleoducto no ha suspendido sus actividades y continúa en operación. Sin embargo, debido a la persistencia de estos bloqueos, cabe la posibilidad de que se incumplan con algunos plazos de mantenimiento otorgados a los distintos campos petrolíferos.
¿Cuál es la razón por la que los nativos decidieron emprender este accionar? Petroperú se encuentra en un estado de incertidumbre, debido a que, según declaró, no ha incumplido con ningún acuerdo realizado previamente con las comunidades y, por el contrario, se encuentra fomentando actividades para que estas puedan desarrollarse. La petrolera estatal solicitó con urgencia la intervención de las autoridades para restituir la paz de la zona. Por su parte, los representantes de la comunidad no estuvieron disponibles para dar declaraciones al respecto.
Ahora bien, se dice que la comunidad de Saramurillo se ha visto afectada antes por distintos derrames de petróleo originados por el Oleoducto. Por ello, los nativos han venido presionando al gobierno y a las autoridades de la petrolera para que se hagan responsables de la limpieza de los derrames. Además, han exigido que se brinden servicios de atención médica y de educación a los residentes de la comunidad.
Sin embargo, estos derrames no siempre han sido accidentales: el 60% de los daños ha sido causado por terceros (generalmente vecinos de la propia localidad) con el motivo de atraer la atención del gobierno o de reclamar por el trabajo de limpieza ambiental en la región. Muestra de ello es que, a lo largo de los años, se han ido encontrando diferentes cortes de distintas profundidades en las tuberías del Tramo 1 del Oleoducto, los cuales han sido hechos con sierras o máquinas eléctricas. La gerenta de Gestión Social y Comunicaciones de Petroperú declaró que se trata de un «círculo perverso». «La comunidad o un tercero cortaban la tubería y luego nos exigían la contratación de la gente de la comunidad para reparar los daños”, señaló. Si bien algunos de los cortes no ocasionaron derrames, estos asaltos, independientemente de sus consecuencias, atentan contra la vida de los pobladores y el medio ambiente.
Es necesario resaltar que este es un tema delicado y de suma relevancia, dado que el Oleoducto Norperuano es una instalación importante para el desarrollo del país, al generar, con sus operaciones, empleo que beneficia a miles de personas de manera directa e indirecta, e ingresos, derivados del petróleo, que se distribuyen al PBI regional y nacional.
Fuentes:
Diario La Región (1)
Gestión (2)
Peru21 (3)
Reuters (4)