Económica

La educación peruana tras dos años sin clases presenciales

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Las instituciones educativas a nivel nacional mantuvieron sus puertas cerradas por dos años a causa de la pandemia. Se estima que esta interrupción prolongada del aprendizaje podría tener consecuencias graves como la pérdida de 79 mil soles durante la vida laboral de los niños cuando estos se vuelvan adultos e ingresen al mercado laboral, además del golpe a la economía nacional.

Han pasado dos años desde que empezó la pandemia de COVID-19. Los expertos en salud pública plantearon que mantener las instituciones educativas abiertas llevaría a una mayor propagación del virus. Por lo que las autoridades de casi todos los países resolvieron que una de las formas de combatir la pandemia era que los estudiantes no asistieran a las escuelas, colegios y universidades. Por ende, más de 111 mil escuelas mantuvieron sus puertas cerradas.

A diferencia de los países europeos, que conscientes de los altos costos que implica la inasistencia presencial a los centros educativos, muchos países latinoamericanos mantuvieron cerradas las escuelas. Hasta finales del año 2021, los días de clase perdidos equivalen a un año y medio de escuela. Y esta larga interrupción del aprendizaje podría traer duras consecuencias en los países pobres y de ingresos medios, así señalaron Indermit Gill y Jaime Saavedra para el Banco Mundial.

Además, se estima que la crisis educativa tendrá un impacto directo reflejado en la reducción de expectativas salariales cuando los niños se vuelvan adultos. Pablo Lavado, director de la maestría en Economía de la Universidad del Pacifico, resaltó que las pérdidas ascienden a 78 mil 991 soles durante la vida laboral de un estudiante. Esto significa que, en valor presente, esta pérdida representa casi 1.2 dos veces el PBI de un año, aproximadamente 645 mil millones de soles.

Las clases virtuales durante la pandemia demandaron el uso de internet, en un país de ingresos medios como el nuestro, sólo el 55% de los hogares tienen acceso a internet. Asimismo, muchos estudiantes no contaban con computadoras, laptops u otros recursos tecnológicos facilitadores. Los autores afirman que el uso de la TV, la radio y los materiales para facilitar el aprendizaje han ayudado, pero no pueden reemplazar la educación presencial. Por tanto, los niveles de desigualdad seguirán en ascenso, con una mayor pobreza y un menor crecimiento.

Remediar los efectos de la interrupción de clases implica el apoyo de todos los sectores y niveles de gobierno. El Banco Mundial sugiere adoptar una estrategia de tres R’s, como la reapertura de escuelas para todos de manera segura, mejora de aprendizajes remotos y recuperar la pérdida de aprendizajes de los estudiantes. Esto conlleva a un desafío y este es más vital en la gestión de los servidores públicos, ya que la crisis educativa implica un alto costo para el país y más aún en un contexto de pandemia.

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Fuentes:

Banco Mundial (1) (2)

RPP (3)

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