Desde la llegada del paciente cero al Perú, el presidente Martín Vizcarra ha tomado medidas para repeler la propagación del coronavirus. La situación que atravesamos actualmente, no solo evidenciará las precarias condiciones de nuestro sistema de salud, sino también que resaltará las deficiencias en el sector tecnológico aplicado a la educación.
El coronavirus ha llegado al Perú y el Gobierno, junto a los ciudadanos, muestra evidente preocupación por los efectos que generará en la economía y otros canales. Sin embargo, a pesar de los múltiples perjuicios que puede causar en el país, existen algunos sectores que se verían beneficiados. Entre ellos, destaca el sector tecnológico aplicado a al rubro educativo.
Con el cese de clases en centros educativos hasta el 30 de marzo y el aislamiento social obligatorio, el Gobierno busca evitar la propagación del coronavirus en el territorio peruano. No obstante, si la enfermedad no es controlada hasta la fecha propuesta, es necesario la ampliación del periodo de suspensión de actividades pedagógicas. Frente a aquel escenario desalentador, la tecnología realiza su aparición para colaborar con el alumnado y evitar más atrasos en el transcurso del año escolar.
Lamentablemente, las plataformas virtuales para fines educativos por lo general son ineficientes y, en muchos casos, anticuadas. Según Concytec, la inversión en ciencia, tecnología e innovación pedagógica solo llega al 0.12% del PBI (razón por la cual ocupamos el puesto 71 de 126 países en el ranking de innovación y tecnología). Por aquel motivo, las instituciones educativas no presentan un sistema virtual de educación que inicie sus operaciones en situaciones como esta: los colegios tienen, necesariamente, que adecuarse a las plataformas que poseen y los más perjudicados son los alumnos.
Una oportunidad de desarrollo
Debido a la necesidad de herramientas virtuales, existe una alta probabilidad que en el país se invierta mucho más en tecnología educativa y que las plataformas se modernicen para beneficio del alumno. Además, permitirá que el Sistema Nacional de Innovación tome cartas en el asunto y destine mayores esfuerzos para que el progreso de una desfasada industria tecnológica se encuentre en sintonía con la revolución tecnológica que atraviesa el mundo.
Fuentes:
Gestión (1)
América Economía (2)
El Comercio (3)