Económica

El privilegio de integrarse al debate nacional

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“Somos miles de millones las personas
que apenas podemos permitirnos
el lujo de indagar en estos asuntos”.

Yuval Noah Harari

Tomar postura frente a la crisis, debatir sobre el futuro del país, pulir los argumentos que respaldan nuestra tesis: privilegios exclusivos de un reducido grupo de ciudadanos libres.

La crisis que atraviesa el Perú nos permitió descubrir a una comunidad pendiente de los últimos acontecimientos y con el efervescente deseo de protesta frente a la injusticia. Pero también se nos reveló otro colectivo apartado de la coyuntura, que se mantenía al margen y que, con desinterés, pasaba de largo frente a los acontecimientos que marcaban la jornada.

En los siguientes párrafos, nos enfocaremos en estos últimos. Sin embargo, no atenderemos a aquellos que, voluntariamente, decidieron que el futuro del Perú se decida en su ausencia, como diría Yuval Noah; sino en aquellos que no tuvieron la oportunidad de formar un juicio crítico sobre los complicados momentos que atravesó el Perú. ¿A qué se debe? Encontramos dos razones: el acceso a información y las condiciones socioeconómicas.

El acceso a información

Informarnos es un deber, pero el acceso a la información es un derecho. El artículo 2 de la constitución refiere que “toda persona tiene derecho a la libertad de información”.

Un ciudadano libre es aquel que puede recabar información sobre un determinado tema. Lamentablemente, existen factores que limitan dicha libertad. En el Perú, no se ha masificado el acceso a herramientas digitales e internet. Recordemos que la mayor parte de la información sobre la coyuntura se trasmitía, con extrema velocidad, por canales digitales.

No todos los peruanos cuentan con un perfil de Facebook o un grupo de WhatsApp para intercambiar información. Dicho fenómeno se agudiza aún más en las zonas rurales. Según el INEI, solo el 22.5% de hogares rurales tienen acceso a internet[1].

La brecha digital limita la libertad de acceder a información y tomar postura sobre una materia en contrato; por tanto, limita la capacidad de protesta. Debido a ello, las manifestaciones fueron fenómenos meramente urbanos: las principales ciudades congregaban centenares de manifestantes. Celebramos que zonas, antes indiferentes, como La Molina o Miraflores se sumaban a las protestas, pero olvidamos que un numeroso grupo no tuvo la oportunidad de comprender que el Perú atravesaba por días decisivos en su reciente historia.

Las condiciones socioeconómicas

Mientras algunos protestaban, otros ciudadanos se preocupaban por el pan de la mañana o por recolectar el dinero suficiente para sobrevivir. Nuestras condiciones sociales limitan nuestro interés para participar en el debate público. Diversos grupos sociales, poseen intereses más relevantes y específicos que corresponden a sus necesidades particulares. A ello no se le puede llamar indiferencia.

Como se ve, tomar postura es un privilegio de pocos. Si deseamos un debate plural, es necesario desarrollar mecanismos que incluyan a las distintas voces del país. Mientras las brechas mencionadas perduren, las discusiones sobre el futuro del Perú omitirán a buena parte de los ciudadanos.

[1] Instituto Nacional de Estadística e Informática (2019) https://www.inei.gob.pe/media/MenuRecursivo/boletines/ticdiciembre.pdf

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