Económica

Fin de ciclo

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Cuando un ciclo concluye, experimentamos una mixtura de alivio y temor. ¿Qué hemos aprendido? ¿Hacia dónde vamos? El camino, que parecía interminable, ha concluido. Por ello, en este nuevo inicio, es tarea necesaria rememorar aquellos momentos que marcaron el periodo de cuarentena en el Perú.

Cuando un ciclo concluye, experimentamos una mixtura de alivio y temor, pues el pasado ha sido superado, mas lo incierto del futuro nos inquieta. ¿Qué hemos aprendido? ¿Hacia dónde vamos? El camino, que parecía interminable, ha concluido. 17 departamentos tocan la campana de la libertad tras 107 días de confinamiento. Por ello, en este nuevo inicio, es tarea necesaria rememorar aquellos momentos que marcaron el periodo de cuarentena en el Perú.

Volver sobre el camino trazado

La hora cero. El 06 de marzo, las portadas y noticieros anunciaban el primer caso de coronavirus. Aquel día, el presidente Vizcarra convocaba a sus ministros para anunciar el inicio de una guerra que, a simple vista, parecía perdida. El 15 del mismo mes, el presidente se dirigió a la nación y anunció el inicio de la inmovilización social obligatoria. Los peruanos se preparaban para una larga lucha plagada de momentos memorables.

El bono. La abultada reserva fiscal acumulada por años facilitó recursos al Gobierno para distribuir dinero, primero, entre las personas más necesitadas y, segundo, entre las empresas de todo tamaño. Los ciudadanos hacían enormes colas frente a los bancos para cobrar el primer bono humanitario de 380 soles. El Gobierno ya presentía que, para las familias de menos recursos, el tiempo de cuarentena era económicamente inviable.

Freno al comercio y riesgo de quiebra. El comerció se detuvo, abruptamente, desde el primer día de cuarentena. Los noticieros mostraban centros comerciales totalmente vacíos. Gamarra y las galerías más importantes de Lima presentaban un rostro desconocido. Las grandes empresas lograron amortiguar el choque, pues podían aplicar protocolos de seguridad para atender a un grupo limitado. En las antípodas, los pequeños empresarios sufrían los estragos de la cuarentena. Muchas de las pequeñas empresas se encontraban en riesgo de quiebra.

Informales. Algunos comerciantes, los más osados, tomaron las avenidas de Lima, junto a ambulantes ya establecidos, para ofrecer sus productos. Según ellos, la cuarentena no daba para más. Un polémico debate se desató. La desidia gubernamental y el olvido de los informales daban sus primeros resultados

Un virus en las alturas. Algunas semanas después de la hora cero, se reportaron los primeros casos de covid-19 en las principales minas del país. Antamina llegó a los 210 casos en su primera semana, a ella se sumaron Minera Beatas, Hudbay Minerals, Tinka Resources y Cerro Verde. Las minas no tenías otra opción: suspender parcialmente sus actividades y evacuar al personal. El Perú era un barco a la deriva, sin motor decrecimiento, que deambulaba en un salvaje mar.

Los fondos de pensiones. El Ejecutivo permitió el retiro de 2000 soles a un grupo de ciudadanos que cumplía con no haber trabajado en los 6 meses precedentes. Por su lado, el Legislativo debatía la memorable ley del 25% que permitía la liberación, a todos los ciudadanos afiliados a una AFP, de la cuarta parte de su fondo de pensiones. Más que una medida de salvataje, fue una cachetada a las AFP tras años de disgustos generalizados.

El negocio de la salud. Los costos ficticios de las pruebas rápidas facilitadas por el Gobierno fue el primer signo de un rostro inhumano mostrado por las clínicas. Al publicarse distintas denuncias que exhibían la carencia de empatía social, el presidente tomó cartas en el asunto y forzó a las clínicas a aceptar un acuerdo de tarifas para los pacientes, bajo amenaza de aplicar el artículo 70 de la Constitución.

Reactiva Perú. Un ambicioso plan se formuló en las oficinas del Banco Central y el Ministerio de Economía: el Gobierno ofrecía préstamos a las empresas con una tasa de interés de 1.1%. La finalidad era que el dinero funcione como combustible para la economía. Sin embargo, el plan estuvo bañado de polémica, ya que 17 mil millones de soles abultaron la cartera de las empresas que conforman grandes conglomerados empresariales.

Un canto a la bandera

Por estos días, veremos a las primeras banderas bicolor izarse entre los tejados. Un año más de República; un año más para evaluar el pasado, comprender nuestro presente y formular ideas que nos acompañen en los años venideros. El rojo de la bandera compone la sangre, simbólicamente derramada por los 9677 fallecidos; mientras que el blanco representa la paz. Una paz que parece muy lejana aún.

Fuentes:

Universidad del Pacífico (1)

Sucesos (2)

Gestión (3)

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