Económica

Interés Privado e Interés Colectivo: Una mirada ejemplificada en el Contexto Peruano

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El siguiente ensayo es una aplicación casi ficticia de la teoría de Albert Hirschman sobre el Interés Privado e Interés Colectivo. ¿Es real la descripción que hace Hirschman si se intenta aplicar a los servicios públicos? ¿Se podría describir esta delgada línea entre ambos intereses con el objetivo de tener autoridades más responsables?

La situación motivacional de un ensayo sobre el interés colectivo y el interés público se desprende de una percepción muy cruda de la realidad peruana en esta última década. El Perú se ha ubicado como un país con una gran proyección económica, a pesar del proceso de desaceleración que estamos viviendo en la actualidad, debido a su anterior sólido crecimiento y a las políticas practicadas a lo largo de ese periodo de apogeo. Sin embargo, es necesario entender que no solamente se debe basar esto en las cifras e indicadores como números que reflejan una realidad, sino que el deber que tenemos como científicos sociales debería permitir ver a las personas que representan estos números y generan estos indicadores no solamente como simples cifras. Una manera es intentar evaluar, en distintos niveles, los servicios estatales desde la perspectiva teórica provista por Albert Hirschman en su libro “Interés privado y acción pública”. Este análisis hará el seguimiento de los servicios provistos por una municipalidad, utilizando como sujeto principal a la persona que se convertirá en alcalde. El objetivo es que se logre comprender por qué los servicios y el sistema estatal no generan la satisfacción necesaria dentro sus ciudadanos y cómo está cercanamente relacionado con el tema principal del libro de Hirschman. Además, este ejemplo servirá de nexo para comprender la delgada línea entre ambos términos a estudiar.

La sola intención de intentar proveer de un marco teórico previo a la ejemplificación que se menciona líneas arriba extendería este trabajo por sobre el límite establecido; por tanto, se ha decidido explicar la teoría mediante se vaya avanzando en el ejemplo que se intenta proveer.

Juan es un ciudadano de a pie, que paga impuestos, consume servicios y bienes públicos y toma sus propias decisiones con el objetivo de obtener la mayor satisfacción posible. No obstante, tiene un interés particular sobre cómo deberían ser las políticas gubernamentales, por ejemplo,  está inconforme con el servicio de salud que le provee el gobierno. Esta situación se conoce teóricamente como decepción. La decepción se podría definir como la satisfacción que no se pudo conseguir por una expectativa muy alta de alguna situación en particular. Esta es parte fundamental del estudio porque se puede concluir que nunca se podrá estar totalmente satisfecho, tal como menciona Hirschman haciendo alusión a Kant, dado que siempre es posible mejorar los niveles de satisfacción. Por otro lado, tenemos que la decepción se yergue como baluarte impulsor del ímpetu humano, en el sentido que siempre buscará tener mejor satisfacción o resolver la situación que está pasando.

De esta manera, Juan ha tomado la decisión de convertirse en alcalde de la ciudad para mejorar este servicio provisto por la autoridad edil. Se ha reunido con un gran grupo de gente para poder llevar a cabo su campaña y lograr su cometido, entre otras actividades que reclama la población, el colectivo. En este momento Juan ha iniciado su proceso para entrar en  la esfera pública, porque ha compartido sus ideas con personas que piensan igual que él y la acción de querer hacer algo por todos los que tienen la misma necesidad ha hecho que pueda superar la decepción anterior y usarla como una fuente de energía para lograr su cometido y el de su ciudad. Luego de una larga campaña electoral, Juan logra ganar las elecciones y llegar al sillón municipal para poder poner en marcha su plan de gobierno y trabajar por sus conciudadanos, quienes han dejado en sus manos esa responsabilidad.

Es en este punto cuando entra a la esfera pública, donde su principal objetivo no es satisfacer las necesidades propias, sino hacerlo por los ciudadanos que han puesto toda su confianza en él. De ésta manera,  la satisfacción personal y colectiva -porque sus votantes se sentirán satisfechos de conseguir que haya llegado a ganar las elecciones- se vuelve parte de cada uno de ellos y en especial del flamante nuevo alcalde. La concepción pura de satisfacción, explica Hirschman, es muy volátil y en especial en la acción pública, por las condiciones que presenta.

En el momento en que Juan acude a su primer día de trabajo enfrentará con  la realidad más dura de nuestro país: la corrupción, que explicada por el autor que se está trabajando, es un mecanismo institucional que genera esa rápida y ágil salida de la esfera pública. En este punto se explicará lo interesante que es observar este ciclo formado por la perturbación de lo ideal y generando esta entrada y salida de lo público a lo privado nuevamente, porque se observa que existe esta decepción en el momento en que se da cuenta que sus expectativas sobre crear y sustentar un gobierno no era necesariamente como él pensó.

Juan recibe al director del centro de salud dónde fue a atenderse y este le explica escuetamente que vino a hacer un “aporte voluntario” para evitar que el centro edil haga la revisión anual de manera exhaustiva y que deje pasar algunas “fallas de orden” dentro de su centro de salud. Juan decido optar por una negativa, a lo que el director acota de manera más incisiva sobre la situación económica que debe estar pasando, el gasto de la campaña y la situación en su propia casa. El final de la historia es una realidad que pasa día a día en muchos, no todos, los centros de control de poder del país. Juan volvió a la esfera privada para intentar encontrar lo que Hirschman describe como “promoción de fortuna privada”, anteponer sus necesidades antes que las de las personas. La decepción que encuentran sus votantes al ver que los servicios siguen siendo exactamente iguales y uno de ellos nuevamente decide convertirse en alcalde. Otro ciclo más.

Javier Iguiñiz, en su libro “Economía y derechos sociales” narra que, si bien en el ejemplo se encuentra Juan entrando a la esfera pública con buenas intenciones, los ciudadanos no tienen la necesidad de optar por la misma vía. La descripción del problema lo separa en dos situaciones específicas: La salida y la voz. La salida es, en nuestro ejemplo, dejar de usar ese servicio y permitir que la decepción sea más impulso a cambiar de sociedad que a hacer algo por mejorarla. La voz, o alzar la voz, es emprender una propuesta generando una presión colectiva que podría ser importante, pero en el papel mucho menos efectiva que la opción toma Juan.

Las conclusiones a las que se ha querido llegar con este ensayo es que, si bien los ciclos que describe Hirschman a lo largo de su libro son muy comunes, es posible lograr detener esto de una manera simple: Hacer que la estancia en la esfera pública sea real y placentera en muchos momentos, es aquí donde entra el concepto de optimismo que se vería reflejado en una explícita y notoria mejora en cualquier esfera. La fiscalización no se puede detener, es algo notorio que hace la prensa, el pueblo y el Estado a la persona que asume un cargo público. Pero es importante que sea bien intencionada y busque fiscalizar sin intereses particulares de por medio. La motivación del gobierno para sus trabajadores o funcionarios mediante incentivos que hagan que generen un producto acorde a su ingreso y sus condiciones laborales también es importante. Y lo más importante es comprender que siempre podemos definir esta delgada línea entre ambos intereses para mantener cada decisión del lado corrector. La línea de la que hablamos podría definirse como el punto de ruptura o, coloquialmente, “la gota que derrama el vaso” y que obliga a los ciudadanos a levantar la voz y tomar acciones que los movilizan de una esfera pública a una privada o viceversa. Mientras que mediante el optimismo conservamos nuestro lugar en la esfera correspondiente, motivando el crecimiento y la confianza de los consumidores de estos bienes públicos, que somos todos los peruanos.

Bibliografía

HIRSCHMAN, Albert (1986). Interés Privado y Acción Pública. Traducción Eduardo L. Suárez. México: Fondo de cultura económica.

IGUIÑIZ, Javier (2009). Economía y derechos sociales. Ensayos. Segunda Edición. Lima: Instituto Bartolomé de las Casas.

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