La crisis en la economía china ha sido reconocida; así como los efectos que ocasionan muchos países. Sin embargo, en los últimos días sus mercados se mantuvieron con la tendencia a subir. La situación volvió a ser la misma, es decir, continuó con la expectativa del estancamiento y caída. Las razones son las mismas que las encontradas a lo largo de este periodo: incertidumbre sobre la economía, devaluación del yuan y situación global.
El efecto de esta situación se condujo hacia las bolsas de los demás países asiáticos. Shanghái, Shenzhen y Tokio. Aunque era predecible este hecho; fue contrario a lo que se esperaba después del apoyo financiero por parte del Banco Popular de China. Cabe resaltar que el principal objetivo fue garantizar liquidez a las entidades bancarias. En el caso de Shangái, las pérdidas son cuantiosas. Se distingue que las bolsas de valores perdieron 22% de su valor aproximadamente. El motivo no solo sería la posible devaluación de la moneda; sino la política cambiaria del Banco Central.
La caída registrada en los mercados se debe a la influencia de la percepción de los inversionistas acerca del perjuicio que podría representar la desaceleración de ese país. Frente a esta situación, las autoridades manifestaron que la preocupación puede mantenerse debido a los constantes cambios que han ocurrido; pero que no debe existir mayor problema, pues se están encargando de fortalecer la economía. Una de las medidas fue la participación de Pekín mediante inversiones para estabilizarla. Asimismo, se encuentra la propuesta de moneda digital para reducir costos y mejorar problemas como lavado de dinero, robos y evasión de pago de impuestos. De la misma manera, líderes mundiales refirieron al respecto que lo ocurrido es propio de una economía en transición.
A pesar de ello, la incertidumbre continúa y las inversiones se reducen. Tanto en los países asiáticos como en los demás la situación es volátil. Resulta aún más crítica si se considera la caída de los precios del petróleo.