El presente artículo describe la situación de la infraestructura educativa pública a nivel nacional. Ante un eventual regreso gradual a clases presenciales, el deterioro de los locales educativos públicos en algunas regiones, así como su deficiente acceso a servicios básicos potencialmente condicionarán la efectividad de los protocolos de higienización de espacios físicos y de distanciamiento social que defina el gobierno.
Autora: Alexandra Janet Quispe Rios
En una última declaración, autoridades del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y de la Unión Europea instaron a países a dar prioridad a las escuelas en sus planes de reapertura. Y es que los riesgos y costos del alejamiento de los alumnos de las aulas son altos: posibles aumentos de la tasa de deserción escolar, una mayor desigualdad de oportunidades, agravamiento de la crisis de aprendizaje[1], entre otros. En el contexto peruano, la decisión de reabrir las escuelas públicas depende no solo del control de la pandemia, sino también del estado de la infraestructura educativa pública, la preparación de los ambientes para aplicar prácticas de higiene estrictas y los avances en la ejecución del presupuesto de mantenimiento de locales públicos. A continuación, se describe los desafíos que enfrenta el Estado peruano en materia de infraestructura educativa.
Estado de la infraestructura educativa pública en Perú
Al 2018, un importante número de instituciones educativas públicas sufrían de serias deficiencias en su infraestructura por lo que requerían trabajos de reparación total. De acuerdo a datos del Ministerio de Educación (MINEDU), a nivel nacional cerca del 16% de locales públicos se encontraban en esa situación y la proporción ascendía a 18% en áreas rurales. Asimismo, fue reportado que un 10% del total de locales públicos en Perú necesitaban de una reparación parcial (en Lima Metropolitana, más de la quinta parte de escuelas públicas requerían de dichas reparaciones).
Con respecto al acceso a servicios básicos, el panorama es más desalentador. Según el último Censo Educativo del Ministerio de Educación realizado en 2019, solo un 37.5% de centros educativos públicos reportaron estar conectados a la red de agua potable, un 62.3% contaba con conexión a red de desagüe y, en suma, solo un 30.8% contaba con los tres servicios básicos a la vez (agua, luz y desagüe). El estado de los locales educativos públicos difiere sustancialmente entre áreas urbanas y rurales. Si en áreas urbanas un 62.8% de centros educativos cuenta con los tres servicios básicos, en áreas rurales la proporción de escuelas con esos servicios alcanza el 13.8%.
Claramente existen regiones que se encuentran más rezagadas que otras en términos de infraestructura educativa pública. El Gráfico 1 revela que, en comparación a otras regiones, muy pocos locales educativos en Loreto (7.7%), Ucayali (7.8%) y Amazonas (23%) cuentan con acceso a red de agua potable. Las escuelas de estas regiones también son las más afectadas en relación al acceso a red de desagüe. Por ejemplo, en Loreto solo un 21.4% de locales públicos cuentan con dicho servicio, situación que contrasta considerablemente con la cobertura de servicio de desagüe de centros educativos de Lima Metropolitana (97.4%).
Fuente: Minedu.
Esfuerzos del MINEDU
En el Perú, la entidad encargada de lograr la ampliación, mejora, sustitución, rehabilitación y construcción de infraestructura educativa pública es el Programa Nacional de Infraestructura Educativa (PRONIED), unidad adscrita al Minedu. Las principales acciones de esta entidad frente al contexto de pandemia han sido, en principio, dar continuidad al Programa de Mantenimiento de Locales Educativos 2020. El presupuesto del programa ascendió a s/ 365 millones este año y se propuso desde un inicio que beneficie a un total de 54,453 locales educativos a nivel nacional.
Las regiones de Cajamarca (s/ 36 millones), Puno (s/ 29 millones) y Loreto (s/ 24 millones) recibieron los montos más altos por concepto de mantenimiento en vista de que un mayor número de locales educativos precisaban de dichos trabajos.
Adicionalmente, dispuso como medida más inmediata que los directores o encargados directos usen parte de los fondos en la compra de kits de higiene a fin de mantener los ambientes en condiciones adecuadas y salvaguardar la seguridad del personal en locales educativos. Si bien son importantes medidas, son disposiciones claramente insuficientes para la concreción de un entorno sanitario adecuado para el regreso de los estudiantes a las aulas. De hecho, ese tipo de medidas pierden efectividad cuando aún un porcentaje importante de centros educativos públicos tienen serios problemas en su infraestructura y, sobre todo, en un contexto en que el acceso a locales educativos públicos en las condiciones más optimas es bastante desigual por regiones y áreas geográficas.
En suma, el estado de la infraestructura educativa pública en el Perú condicionará el eventual regreso gradual a la escuela y la efectividad de los protocolos de higienización de espacios físicos y de distanciamiento social que defina el gobierno. En el actual contexto, es apremiante cerrar las grandes brechas existentes que afectan a zonas rurales y a las escuelas que atienden niños y adolescentes de familias más vulnerables en base a una mayor celeridad y transparencia en la ejecución de presupuesto para infraestructura educativa a nivel nacional.
Referencias:
[1] Véase artículo de Saavedra para mayor información sobre crisis de aprendizaje https://blogs.worldbank.org/es/education/los-choques-gemelos-negativos-de-la-educacion-y-la-oportunidad-que-traen