Económica

No confíes en nada, ni siquiera en el PBI

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Un aliado importante al medir el crecimiento de un país siempre ha sido el PBI, un indicador cuyo aumento siempre es positivo para el pais, o eso esperaríamos.El objetivo de este artículo será sintetizar algunas de las críticas más relevantes a este indicador para el contexto peruano y dar algunas ideas de por qué esa discusión teórica debería importarnos.

 

La economía se ha vuelto parte de la discusión cotidiana en casi cualquier país, en particular el asunto del PBI y su crecimiento, considerado vital tanto para economistas como no-economistas. No es extraño para cualquier ciudadano escuchar con atención reportes del crecimiento anual del PBI nacional, recibiéndolos con alegría como señal inequívoca de progreso. El éxito de este indicador probablemente se debe a su sencillez, en una sola cifra resume el valor bienes y servicios finales de un país en un periodo de tiempo determinado y de su aumento pueden inferirse incrementos en el bienestar de una sociedad. Esto ha llegado al punto donde el PBI se considera casi un sinónimo del estado de un país, pese a las acertadas críticas realizadas en tiempos recientes, como la conferencia “Beyond GDP” organizada en el 2007 por la Comisión Europea. El objetivo de este artículo será sintetizar algunas de las críticas más relevantes a este indicador para el contexto peruano y dar algunas ideas de por qué esa discusión teórica debería importarnos.

Para empezar, es necesario entender un poco de la historia del PBI, principalmente en qué contexto apareció y cuál era su objetivo inicial. La primera publicación histórica del PBI aparece en 1934, dentro de la publicación “National Income 1929-1932” de la Oficina Nacional de Investigación Económica de Estados Unidos. Su creación estuvo liderada por Simon Kuznets, como un intento de crear un estimado del ingreso nacional y medir el efecto de la depresión de 1929 (Kuznets, 1934). Sin embargo, como su creador afirmaría en un reporte al Congreso en 1934, el PBI no estaba diseñado para medir el bienestar de los ciudadanos y equiparar ambos conceptos era erróneo. 

Esta preocupación fue rápidamente ignorada y es comprensible por qué, como indicador de la situación de un país, el PBI es ideal. Permite comparaciones sencillas entre naciones, es fácil de entender y da un objetivo claro a los políticos y sus equipos técnicos, algo valioso en sí mismo (Giampietro & Kovavic, 2014). Pero, incluso sin tomar en cuenta el debate originado por diferenciar crecimiento de desarrollo, el PBI per cápita como indicador del bienestar producido por el crecimiento resulta problemático en varios sentidos. 

Primero, es un indicador que no tiene un límite, su supuesto básico sigue la misma lógica utilitarista que el resto de la economía, tener más bienes y servicios siempre es mejor y lleva a mayor bienestar.  Aunque esto podría considerarse razonable, hay evidencia de que luego de cierto punto, no hay correlación entre mayores aumentos del PBI per cápita y la felicidad de una nación. Países como Japón o los Estados Unidos han tenido periodos de crecimiento largos y sin embargo, el porcentaje de la población que se considera feliz no se ha movido luego de la bonanza (The Economist, 2006). Esto significa que quizás la visión tradicional del crecimiento como siempre favorable, pues lleva a mayor bienestar, no es necesariamente correcta, especialmente si se toma en cuenta el siguiente gran cuestionamiento al uso del crecimiento del PBI como indicador favorable de un país.  El segundo problema yace en la falta de un concepto clave de la microeconomía, la escasez, considerada como el problema económico clave por Marshall al escribir “Principios de Economía”. En resumen, sugiere que todos los bienes existentes son limitados y dependiendo de su escasez relativa y de que tanto los individuos los deseen, se puede obtener su valor, el aire es gratis porque todos lo desean, pero es abundante al punto que no tendría sentido ponerle precio, a diferencia del limitado stock de diamantes. En esta concepción, el objetivo de la economía es asegurar la disposición óptima de recursos limitados para maximizar el bienestar (algo que todo alumno de microeconomía realiza en ejercicios hasta el cansancio) (Marshall, 1931). Como la medición del PBI no toma en cuenta la escasez de recursos, solo la producción final y recordando su raíz utilitarista mencionada anteriormente, se llega a la conclusión de que el escenario ideal es el crecimiento eterno. Esto genera una serie de problemas al aumentar el consumo de recursos para sostener la producción anterior, producir más bienes y generar más desechos que el ambiente debe asimilar (Daly & Farley, 2004).

Aterrizando esta discusión teórica en un ambiente conocido, Perú ha experimentado un extraordinario crecimiento las últimas décadas y la mayoría de personas confía en el  crecimiento del PBI como una medida certera del éxito económico peruano. De existir preocupaciones, están centradas en la dependencia en el precio de minerales para sostener tasas altas de crecimiento.  Una inquietud bastante valida debido a la estrecha relación entre el crecimiento del PBI per cápita y el precio del cobre, que llevó a Waldo Mendoza a afirmar que “salvo el cobre, todo es ilusión” (Mendoza, 2017) como se puede observar en el gráfico 1. 

                 Fuente: BCR

Sin embargo, puede que un crecimiento lento o nulo no sea la mayor preocupación del país a mediano plazo. Financiado por el crecimiento a base de exportaciones de mineral, el Estado peruano ha crecido rápidamente en tamaño y complejidad, ofreciendo cada vez más servicios sociales e incrementando su plantilla de personal (Ministerio de Economía y Finanzas, 2018). De las transferencias de canon entre el 2008 – 2017, cerca del 70% (88.2 mil millones de soles) se destinaron a funciones no productivas, como transporte, planeamiento y servicios sociales (Sociedad Nacional de Minería Petróleo y Energía, 2018).  Al no existir actividad productiva que pueda rivalizar con los ingresos producidos por la minería, el éxito económico peruano plasmado en el acelerado crecimiento del PBI, se construye sobre bases muy endebles. Si el sistema se vuelve lo bastante complejo y costoso, la dependencia en altos precios de minerales podría significar un desastre en cuanto estos vuelvan a un nivel normal (como pre 2006). Esto sin contar los problemas de sostenibilidad ambiental, producto del intenso uso de recursos y generación de desechos en la minería a gran escala. En este caso, el crecimiento experimentado podría resultar siendo peligroso, la medida del PBI no estaría informándonos de un abrumador triunfo económico como se espera, si no del crecimiento de un sistema cada vez más difícil de mantener con los recursos escasos que disponemos. 

 

 

 

Bibliografía

Daly, H., & Farley, J. (2004). Ecological economics: principles and applications. Washington D.C: Island Press .

European Commission. (28 de 10 de 2018). ‘Beyond GDP’ initiative. Obtenido de What is the ‘Beyond GDP’ initiative: http://ec.europa.eu/environment/beyond_gdp/index_en.html

Giampietro, M., & Kovavic, Z. (2014). Beyond ‘‘beyond GDP indicators:’’ The need for reflexivity in science. Ámsterdam: Elsevier.

Kuznets, S. (1934). National Income, 1929-1932. New York: National Bureau of Economic Research.

Marshall, A. (1931). Principios de Economia . Barcelona: El consultor bilbiografico.

Mendoza, W. (21 de octubre de 2017). Salvo el cobre, todo es ilusión. Obtenido de El Comercio: https://elcomercio.pe/economia/opinion/salvo-precio-cobre-ilusion-waldo-mendoza-noticia-475423

Ministerio de Economia y Finanzas. (28 de Octubre de 2018). Gasto Social Público. Obtenido de Ministerio de Economia y Finanzas: https://www.mef.gob.pe/es/transferencia-y-gasto-social/ejecucion-del-gasto-social

Sociedad Nacional de Mineria Petroleo y Energia. (2018). El canon, Sobrecanon y las Regalias en el Perú. Lima: Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía.

The Economist. (19 de Diciembre de 2006). The Economist: Special Reports. Obtenido de Economics discovers its feelings: https://www.economist.com/special-report/2006/12/19/economics-discovers-its-feelings

 

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