Actualmente, China se encuentra afrontando una serie de situaciones que están afectando su economía nacional y que podrían terminar repercutiendo positivamente en la economía global. Las políticas de Zero COVID, la crisis en el sector inmobiliario y, más recientemente, la sequía en la cuenca del Yangtsé están afectando al sector industrial e inmobiliario en dicho país.
Políticas contra en COVID-19
Actualmente China está implementando políticas restrictivas para controlar los contagios de Covid-19. A pesar que ya ha transcurrido más de 2 años desde el inicio de la pandemia y que China fue admirada, en su momento, por enfrentar admirablemente los costos de salud y económicos causados por la pandemia, hoy en día, se puede decir que China no está preparada para convivir con el virus del COVID-19.
El problema radica en el hecho de que en China no cuenta con ninguna inmunidad acumulada, debido a que las vacunas que se producen en dicho país, y con la cual están inmunizando a su población, tiene menor efectividad que las vacunas occidentales. Además, solo el 88% de la población china ha recibido al menos dos dosis de la vacuna contra el coronavirus y menos del 22% de la población altamente vulnerable tiene al menos 2 dosis. Así también, su sistema sanitario es precario y su capacidad de atención es limitada, por lo que no podría lidiar con una gran cantidad de pacientes infectados.
Esta política está llevando a que la producción industrial se vea afectada, pues muchas fábricas han tenido que suspender su producción y las ventas minoristas han disminuido. Esto también ha repercutido en la cadena de suministros a nivel mundial.
Crisis inmobiliaria
China está lidiando con una crisis inmobiliaria que se veía venir desde años atrás, pero que se ha visto agravada desde la crisis de Evergrande (el mayor promotor inmobiliario chino) el año pasado. Muchos compradores de viviendas se están negando a pagar sus hipotecas, se han cancelado muchos proyectos inmobiliarios por falta de liquidez y la compra de nuevas viviendas se ha visto drásticamente reducida. Todo esto ha llevado a que el gobierno chino trate de estabilizar las hipotecas e incentivar la venta de viviendas reduciendo las tasas de interés para incentivar los préstamos. Estas medidas van en contra de lo que se está haciendo en otros países debido a la inflación, pero es una política que se concediera necesaria por que el sector inmobiliario representa alrededor del 24% de PBI del país.
Sequia
Para agravar aún más la situación, en las ultimas semana, dicho país, ha estado viviendo una ola de calor que ha desencadenado la peor sequía en 60 años de la historia del país. Esto por sí mismo ya es preocupante, pero es aún más grave teniendo en cuenta que ríos como Yangtsé son los mayores productores de energía hidroeléctrica en China. En ese sentido, la escasez de energía ha llevado a cerrar fabricas durante días. Esto ha implicado la paralización de la actividad económica y la ruptura de las cadenas de producción y logística. Además, ha desencadenado que muchas empresas intenten diversificar su producción a otros países como Vietnam.
Perspectivas
Las perspectivas no parecen muy favorables para China, pero podría ser una esperanza para la economía mundial. Según Craig Botham, economista de China+ en el centro de investigación Pantheon Macroeconomics, “el enfoque en las políticas del lado de la oferta, y la debilidad de la demanda china, significará que China exportará desinflación e incluso deflación al resto del mundo en los próximos 12 meses, ayudando a enfriar la inflación global.”
Fuentes:
Ara (1)
DW (4)
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