El Producto Bruto Interno (PBI) de China se desacelerará los próximos años, y ello impactará a Perú y Chile, ambos productores de minerales, de manera más profunda, indicó Krause.
A modo de contextualizar esta problemática, es valioso mencionar que los vínculos comerciales entre China y Latinoamérica son fuertes. En 2010, el valor del comercio bilateral se acercó a 200,000 millones de dólares (mdd), y durante la década pasada la región fue el socio comercial más dinámico del país asiático, según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
En esta nueva era china se encuentra un «monstruo de dos cabezas» que afecta al entorno de los países que exportan al país asiático: por un lado, el fin del superciclo y caída de materias primas; por otro, su desaceleración, explica Laura Iturbide Galindo, coordinadora de la Maestría en Economía y Negocios de la Universidad Anáhuac, en entrevista.
Patricia Krause, economista de COFACE para América Latina indicó que “Se espera que los efectos colaterales del bajo crecimiento de China se sientan en el comercio latinoamericano. Una menor demanda de importaciones tiende a afectar de manera más profunda a Chile y Perú”.
Tal como menciona la revista Forbes, la nación asiática ha asimilado que el crecimiento anual de doble dígito no volverá, por lo que reorienta su economía de manufacturas e importaciones hacia el mercado interno. Este proceso tendrá impactos colaterales en América Latina, que juega un papel clave en materia de comercio con China.
De hecho, COFACE ha estimado un crecimiento de la actividad productiva china del 6.2% para el 2016, lo que está por debajo del 6.9% del 2015 y muy debajo del crecimiento promedio del 10% registrado durante la década pasada.
Ante dicha situación, el modelo de crecimiento de China se está convirtiendo de una economía dirigida por la inversión a una más basada en el consumo. Como exportadores de materias primas, esta es una mala noticia para los países latinoamericanos. No obstante, el impacto en los países de la región sería variado.
Paralelamente, el proceso continuo de urbanización de China hará las perspectivas más favorables para los agroexportadores que para los exportadores de minerales y energía. Así lo señaló Krause al afirmar que “Una vez más, esto significa que probablemente la desaceleración impacte a Chile y Perú, como productores de minerales, de manera más profunda. Argentina, como productor agro, sería el menos afectado”.
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