No causa sorpresa afirmar que en nuestra sociedad el racismo y la discriminación son fenómenos de cada día, pero ¿hasta qué punto estos fenómenos afectan la economía de las víctimas?. ¿Es posible salir de la pobreza manteniendo la discriminación?
Tanto las noticias como los trendic topic en las redes sociales en torno al popular grupo de cumbia peruana “Corazón Serrano” y el programa humorístico de televisión “La Paisana Jacinta” pueden tomarse como ejemplos para evidenciar lo mismo: la latente discriminación en nuestro país. Respecto al primero, el fallecimiento de Edita Guerrero (una de las integrantes del grupo de cumbia) causó sensacionalismo en sus seguidores y simpatizantes, por lo que los temas musicales de Corazón Serrano empezaron a sonar con más fuerza. Del mismo modo, se acentuaron los comentarios discriminatorios hacia el grupo y hacia las personas que lo escuchaban. Por otro lado, el relanzamiento de “La Paisana Jacinta”, un programa de televisión que claramente forma un estereotipo sumamente negativo hacia las personas andinas, y sobre todo hacia la mujer, ha causado gran controversia en las redes sociales entre las personas que lo defienden o lo condenan.
Estos ejemplos son solo muestras masivas y mediáticas de un problema que persiste en cada rincón del país y a cada momento. Sin embargo, ¿hasta qué punto este problema afecta en la economía de las personas? Para responder esta pregunta es necesario referirnos a las Oportunidades Humanas[1].
El Banco Mundial, en una publicación del año 2008[2], afirma que “una sociedad en la que haya igualdad de oportunidades es una en la que todos los niños tengan las mismas opciones de llevar una vida digna y ser exitosos”. En este punto, cabe recalcar que el Banco Mundial no especifica el significado de “ser exitosos” pero afirma que la probabilidad de que una persona sea exitosa y llegue a tener una vida digna aumenta según las oportunidades a las que acceda. Es decir, mientras una persona tenga más oportunidades, ésta estará más cerca a ser exitosa en el futuro. Y ¿cuáles son estas oportunidades? El Banco Mundial identifica cinco oportunidades básicas: la finalización a tiempo del sexto grado de educación primaria, la asistencia escolar entre los 10 y 14 años, el acceso a agua potable, el acceso a servicios sanitarios y el acceso a electricidad.
¿Por qué nos referimos a las Oportunidades Humanas? En base a la publicación del Banco Mundial, Escobal, Saavedra y Vakis (2012)[3] afirman que “las circunstancias que no deberían incidir en las oportunidades para el desarrollo adecuado de las personas, tales como el lugar donde han nacido, su género, la pertenencia a un grupo étnico o el nivel socioeconómico de sus padres determinan de manera importante sus opciones futuras.”
En el mismo texto se enuncia que, en el Perú, el acceso a la educación, la salud y los servicios básicos de infraestructura se conciben como un derecho universal, pues nadie duda que cualquier niño o niña deba recibir una educación básica de calidad y contar con servicios de saneamiento y electricidad. La evidencia revela que el país avanza en el logro de ese objetivo. Sin embargo, todavía falta un gran trecho por recorrer. El primer obstáculo es que hoy en día no todos tienen acceso a las mismas oportunidades básicas. El segundo obstáculo es que en el camino para ampliar la cobertura de estos servicios puede suceder que los niños y niñas que enfrentan ciertas circunstancias, como haber nacido en una zona rural o ser hijo de padres de pocos recursos, resulten desfavorecidos. Es decir, el segundo problema es que, actualmente, muchos de esos niños son sistemáticamente discriminados por lo que su acceso a oportunidades básicas se ve seriamente limitado.
Entonces, basados en la revisión bibliográfica, podríamos afirmar que la discriminación y el racismo son un punto importante al analizar el acceso a las oportunidades de las personas. Esto debido a que las probabilidades de que estas sean exitosas y lleguen a tener una vida digna, perteneciendo a un grupo sistemáticamente discriminado, no son favorables.
A propósito,
En julio del año pasado Barack Obama, en una entrevista con el diario «The New York Times» afirmó que la tensión racial en Estados Unidos no se reduciría si se sigue manteniendo la desigualdad económica (desigualdad de oportunidades) en dicho país. En otras palabras, afirmó que en EEUU la desigualdad de oportunidades es la causa de discriminación y racismo.
¿Cómo funciona esto en nuestro país? ¿La desigualdad de oportunidades es la causa de discriminación? O ¿funciona al revés? ¿Acaso estamos sumergidos en un círculo vicioso? Estas son preguntas que debieran ser resueltas con urgencia para mejorar la estrategia de salida de la pobreza y desarrollo del país.
[1] Concepto de Oportunidades Humanas extraído del Banco Mundial. Fuente: “El Índice de Oportunidades Humanas: La medición de la desigualdad y oportunidades en América Latina y el Caribe”.
[2] “Desigualdad de oportunidades: Qué es, cómo puede medirse y por qué es importante”. Banco Mundial. 2008.
[3] “¿Esta el piso parejo para los niños en el Perú?: Medición y comprensión de la evolución de las oportunidades”. ESCOBAL Javier, Jaime Saavedra y Renos Vakis. 2012.