Desde que inició la invasión rusa a Ucrania el 24 de febrero, más de 10 millones de una población total de 41 millones de ucranianos han sido forzados a salir de sus hogares. Esta sería el más rápido movimiento de refugiados desde la Segunda Guerra Mundial, de acuerdo con la Agencia de la ONU para los refugiados. Siendo la mayoría mujeres y niños, estas personas han sido bien recibidas por los países vecinos; en contraste con el trato de los refugiados del Oriente Medio, Asia o África.
Mientras que 6.5 millones de refugiados ucranianos se han quedado en su país, cerca de 3.4 millones han buscado refugio fuera (incluyendo los 2 millones de refugiados en Polonia). El gobierno polaco ha puesto punto de recepción en los 500 kilometros de frontera compartida. Otros de los principales destinos de los refugiados son Rumanía, Hungría, Modova y Eslovaquia. Asimismo, a fines de marzo, más de 225,000 refugiados ucranianos han llegado a Alemania.
Existen muchas razones de la relativa recepción positiva de los refugiados ucranianos. Para los europeos, la guerra en Ucrania es cercana, por lo que genera una expectativa de expansión rusa que es parte de una memoria colectiva. También, los ucranianos son parecidos físicamente y tienen costumbres similares que sus vecinos europeos (color de piel y religión). Representantes de la exprema derecha francesa nacionalista y antiinmigrante como Marine Le Pen han tomado una posición aceptante.
Sin embargo, no todos los refugiados están siendo tratados por igual. Personas con ascendencia africana, asiática o del medio oriente que estuvieron trabajando o estudiando en Ucrania han sufrido discriminación y xenofobia al momento de cruzar las fronteras, como la negativa de entrada a Polonia.
En 2015, durante la crisis siria, muchos países europeos mostraron signos de solidaridad. Las agencias de donaciones obtuvieron muchos donativos y las poblaciones de diferentes países ejercieron presión en sus gobiernos para dar ayuda. Sin embargo, a medida que el numero de refugiados aumentaba, los nacionalistas de la extrema derecha avivaron un sentimiento antiinmigrante.
Los países europeos comenzaron a aumentar el control de sus fronteras. Esto podrían no suceder en esta ocasión debido a las razones anteriormente explicadas, además debido a que la población europea esta decreciendo. Incluso antes de que la guerra empezara, Polonia y República Checa dependian de los ucraniandos como una fuente de mano de obra. Asimismo, algunas de las empresas ucranianas comenzaron a trasladar su producción.
Fuente:
Bloomberg (1)
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