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SALUD Y ECONOMÍA: REALMENTE SE PUEDE ELEGIR?

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Salud y economía segunda ola cuarentena

A propósito de la nueva cuarentena social obligatoria en varios departamentos del país debido a la segunda ola de contagios de coronavirus, surgen opiniones dividas de acuerdo a la primera experiencia con esta. Con esto, entra el dilema entre la salud de los peruanos y su sustento económico del día a día. Pero, ¿realmente estos aspectos son dos temas excluyentes uno del otro como parece mostrarse? Este artículo propone la reconciliación de ambos términos a pesar de la complicada situación en la que vivimos.

Ante todo, es necesario tener presente a lo que se entiende por economía. Muchos suelen conectarlo inmediatamente con el dinero, la cantidad de este. O en su defecto, el menor gasto posible de hacer, lo que llamamos como ‘economizar’. Ambos enunciados tienen algo de verdad, pero estos giran en torno al bienestar. Por ejemplo, supongamos que una persona con un sueldo de 1500 soles puede vivir “cómodamente” mensualmente. Por otro lado, otra persona cuenta con un sueldo de 2500 soles, pero a comparación este tiene un familiar enfermo y tendrá que gastarlo todo en su tratamiento.

Es evidente que a pesar que la segunda persona gane significativamente más se encuentre en una peor situación que la primera persona que gana menos. Una mejor economía se logra a medida que las necesidades de los individuos sean satisfechas. Entonces, cómo podemos hablar de economía sin las personas, que son su punto de llegada. En la coyuntura extraordinaria en la que nos encontramos, se debaten varios factores, y la propia vida es el más contundente de estos.

En nuestro país, como toda Latinoamérica, la pandemia irrumpe en un escenario económico, social y político complejo, en un contexto de bajo crecimiento y elevados niveles de informalidad laboral, este último en aproximadamente un 70 % de la PEA. Asimismo, en esta región se presentan los mayores índices de desigualdad del mundo, así como la más urbanizada entre las regiones en desarrollo, lo que expone a una parte importante de la población al contagio en condiciones de desprotección de la salud (CEPAL).  

Además de un sistema de salud público deficiente, que con el coronavirus queda colapsado desatendiendo a los infectados y otros pacientes con distintas enfermedades. Es así que las medidas a tomar para contrarrestar la pandemia resultan aún más complicadas de aplicar, así como evaluar sus resultados.

Se sabe que la primera cuarentena no cumplió con la expectativa en la salud de frenar totalmente el contagio. La entrega de bonos era una medida para amortiguar la pérdida de ingresos en los hogares peruanos más vulnerables, que fue ejecutada deficientemente, debido a la baja inclusión financiera que existe en el país, solo el 40% de adultos peruanos poseen una cuenta bancaria (SBS), lo cual causó a que se acerquen personalmente generando aglomeraciones. Sin embargo, su principal objetivo fue aplanar la curva de contagios, que se preveía que iba a aumentar de todos modos, y evitar que los hospitales de salud colapsen.

La cuarentena también cumplía como una medida pedagógica que genere consciencia en las personas y hábitos de salud y autocuidado, que no se hubiera podido difundir sin esta, ya que al ser un cambio en la rutina es difícil de asimilar para la población. Como es el caso de varios estados de los EEUU, en los cuales no se implementó el confinamiento y hasta ahora una parte de sus ciudadanos no cumplen ni con el uso de la mascarilla en público. Lamentablemente, ante el levantamiento o reducción de restricciones que se vinieron dando gradualmente, parte de la población fue perdiendo los hábitos aprendidos. Siendo así que llegamos a una segunda ola, justo después de las festividades de fin de año.

Continuar con la normalidad pre-pandemia, sería como el ejemplo presentado el segundo párrafo, el dinero que concebían seguiría llegando a los bolsillos de las personas, pero, así como llegaría también se iría cuando se lleguen a enfermar. Y a nivel país, terminaría siendo un costo aún más grande y a mayor plazo, si se quiere hablar solo de números. Pretender “avanzar” con un país enfermo en aumento extraordinario cuando se puede controlar la salud es inconcebible, por donde se vea.

Desafortunadamente, a nivel global no hay forma de salir ilesos de esta situación, y aún más nuestro país como se mencionó anteriormente. Y es aquí donde entra el segundo aspecto de lo que se dice de la economía, procurar estar en el mejor escenario posible, que en este caso sería el menos grave de todos. Es así que el deber del gobierno es proporcionar las herramientas para que el país se mantenga estable aminorando lo más que se pueda las consecuencias de la salud pública, tratando de cortar el problema de raíz, evitar que más y más gente siga contagiándose, enfermándose y muriendo.

Por lo tanto, la economía y la salud no se deben ver como ámbitos contrapuestos, sino como complementos. Es importante tomar medidas teniendo en cuenta su interdependencia, así como su concordancia con la realidad de nuestro país. Es por ello que, de todas maneras, la primera cuarentena sirve como experiencia de los principales puntos en los cuales trabajar. Y en esta segunda ola de casos de coronavirus con cuarentena, no solo nos queda la experiencia sino también nos encontramos con la próxima llegada de las vacunas, que si bien es cierto no se entregarán de manera inmediata, avizoran un futuro mejor.

Fuentes:

CEPAL  (1)

CNN (2)

Milenio (3)

SBS (4)

Universidad de la Sabana (5)

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