En Europa, los precios de productos energéticos, como el gas natural, petróleo, luz y carbón, han incrementado a valores récord en medio de una crisis de suministro. La escasez de combustibles está afectando mercados desde el Reino Unido a China. Esto está causando preocupaciones a medida que el invierno en el hemisferio norte se acerca. Mientras tanto, en Sudamérica, se vienen dando sequías debido al cambio climático por lo compiten en el mercado mundial de energéticos alternativos a la hidroeléctrica. Todo esto se refleja en una tormenta perfecta: una crisis energética mundial.
¿Qué sucede en el mundo?
Los precios de la energía en Alemania alcanzaron el récord de 161.25 euros por megavatio-hora para el próximo año. El precio del carbón en el Noroeste Europeo aumentó en 34% a un máximo histórico de 280 dólares la tonelada. En Asia, los precios del gas natural licuado se han quintuplicado desde abril a un récord. El barril del crudo del Mar del Norte superó los 80 dólares, un máximo en 3 años.
Se cree que los precios europeos están enfrentando una tormenta perfecta: mayores demandas por la recuperación tras la crisis de la pandemia, episodios climáticos extremos que aumentaron el consumo (olas de frío, de calor y sequías) y tempestades que recortaron la producción en algunas zonas. Ejemplo de esto último, se ve en que muchas empresas de producción de carbón, como Steag AG, se tuvieron que paralizar debido a la incapacidad de obtener suficientes suministros.
Esta escasez de energéticos ha afectado sectores desde productores de fertilizantes hasta los sectores mineros, por lo que habrá detenimientos de la producción e interrupciones en las cadenas de suministros. Esto causó que se tomaran ciertas medidas al respecto. Como ejemplo, en el Reino Unidos se tomó la medida de contener los precios del gas, energía eléctrica y carbón para permitir que las empresas puedan seguir funcionando a normalidad.
¿Qué sucede en Sudamérica?
La crisis energética está por llegar a Sudamérica debido a una sequía récord que obliga a reemplazar la energía hidroeléctrica por otras fuentes.
Muchos países de Sudamérica dependen en gran medida de su industria hidroeléctrica para la producción energética de su país; por ejemplo, para Brasil, este representa el 60% de su electricidad. Ahora, debido a las sequías, Sudamérica se ve obligada a competir por el gas natural como combustible de respaldo, al igual que gran parte del mundo.
El aumento de precios de los energéticos genera consecuencias fatales para la población sudamericana, donde muchos países apenas comienzan a recuperarse de la pandemia. El aumento de las facturas de alimentos y electricidad generaría más pobreza e incentivaría a las personas a migrar.
Fuentes:
El Confidencial (1)
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