A falta de dos semanas para las elecciones, las preferencias aún no están definidas. En la última encuesta del IEP, seis candidatos luchan por alcanzar el preciado cupo para la segunda vuelta.
Surge, entonces, una duda inevitable ¿Realmente el próximo presidente nos salvará de la debacle? Se espera, por lo menos, una respuesta rápida frente a la pandemia y medidas consistentes y decisivas para reactivar la economía. Sin embargo, parece difícil conseguir ese objetivo, por mínimo que parezca. Las propuestas (o promesas) que escuchamos hoy se dilatarán en el tiempo y mañana las reconoceremos solo como una mentira piadosa al servicio de aquellos candidatos con ansias de poder. De eso se ha tratado la política hasta ahora y nada nos motiva a pensar que esta vez será distinto.
Una sociedad golpeada, adolorida por la traición y asfixiada por el olvido aguarda por aquellos líderes capaces de otorgarnos un mínimo de esperanza. Pero no solo se trata de un presidente, sino también de 130 congresistas que lo acompañarán en este juego mundano llamado política.
Por las encuestas, y considerando nuestra experiencia, podemos inferir que el próximo quinquenio puede ser un reflejo de los cinco años que dejamos atrás. La lucha incesante y el populismo insensato continuarán adheridos a nuestra clase política.
¿Qué se necesita para salvar la economía? “Un maduro y sistemático plan económico”, reclamaría Jorge Basadre. El Perú necesita una estrategia precisa. No hay espacio para improvisar. Un error de cálculo en economía no es solo un contratiempo para los funcionarios, es un problema grave para todo el país. ¿Y por qué están importante la economía? Porque es un medio que nos permitirá alcanzar un fin: el bienestar social. Sin embargo, se ha extendido la idea, sobre todo en nuestro tiempo, de que la economía es un fin en sí mismo, cuando, en realidad, debe encontrarse al servicio de los ciudadanos.
Para finalizar, hoy inicia la serie de debates del JNE. Las propuestas se complementarán con sonrisas convincentes. Y, en algunos casos, golpes bajos y afrentas múltiples serán las cartas bajo la manga de los candidatos. Entre ellos, se encuentra el próximo presidente del Perú.
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