Económica

El paradigma del crecimiento: ¿la 6ta extinción masiva?

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paradigma del crecimiento

Según los expertos en materia tanto ecológica como económica, nos encontramos en un momento realmente crucial en el cual los gobiernos poseen la última oportunidad de impedir la catástrofe global que se avecina: una extinción completa de especies, que el sistema imperante continúa pasando por alto mediante el paradigma del crecimiento.

En palabras de Herman Daly, galardonado economista ecológico, a medida que los modelos económicos continúen descartando la dimensión absoluta de la escasez, se entiende que la actual economía del crecimiento se ha desvinculado del mundo para volverse irrelevante; o peor aún, una guía ciega (2003). De hecho, es cierto que el enfoque empedernido en el crecimiento económico, dentro de un sistema económico que concentra la riqueza entre unos pocos individuos, ha desviado la atención de una cuestión muy fundamental como si se puede crecer más sin la poner en peligro la conservación de la biodiversidad.

No se trata simplemente de crecer, crecer y crecer…

Pero, ¿Dónde quedó el desarrollo sostenible? Se sabe que es un concepto popular desde los años 80, que, si bien pareciera haber surgido como una alternativa al crecimiento económico, para deslindar de su inviabilidad, en realidad lo continúa legitimando. Como explica Roxana Barrantes, en la definición de desarrollo sostenible de la Comisión de Brundtland, se señala que los avances tecnológicos amplían la capacidad del medio ambiente para continuar satisfaciendo las necesidades del ser humano y se concibe un mundo de escasez relativa, en el que —ante una mayor demanda— se destinan los medios necesarios para producir, por lo que se descarta la dimensión absoluta de la escasez, pues no se fija un límite sobre el número de bienes y servicios destinados a la satisfacción de necesidades; en otras palabras, se prescinde de los costos ambientales (1993). Esto constituye un problema, dentro de un marco institucional en el que aún no existe un consenso sobre la definición de sostenibilidad y desarrollo.

De hecho, Gómez-Baggethun, afirma que en la década de los 80 el paradigma del crecimiento, más bien, fue restaurado mediante el de desarrollo sostenible, pues se planteó que este ya no sería un problema, sino la solución: un crecimiento para el ambiente en el que únicamente al alcanzar cierto grado de riqueza, se podía pasar al estadio pos materialista en el que se podría preocupar por «cosas de lujo» como la sostenibilidad ambiental.

Hacia el siglo XXI, hemos sido testigos de esta transición, en la que también se han pasado de las políticas públicas a los instrumentos de mercado; y, de la política a la tecnocracia, hasta llegar a lo que hoy en día se conoce como “crecimiento verde” (Gómez-Baggethun, 2019). Sin embargo, al ver los datos empíricos, se puede inferir que los intereses a corto plazo han resultado más urgentes que los de largo plazo: aunque, esto no justifica la inacción.

Importancia de los costos ambientales

Los costos ambientales no deben ser pasados por alto, pues si bien no tienen mercado, deben valorarse al llevar a cabo las actividades productivas (Barrantes, 1993). Además, estos costos no solamente se encuentran en la producción sino también en el consumo: cada ser humano produce una huella de carbono y esto es algo inevitable.

Según los últimos artículos sobre el estado del medio ambiente (Daily Maverick, 2022; Cowie, R. H., Bouchet, P., & Fontaine, B., 2022), la “Sexta Extinción Masiva” de la biodiversidad de la Tierra está sucediendo ante nuestros ojos. Esta crisis ha sido reconocida por varios expertos desde, al menos, hace 30 años y ha costado que el número de extinciones observadas en la era moderna sea de 10 a 10 000 veces mayor que la tasa histórica calculada (Cowie, R. H., Bouchet, P., & Fontaine, B., 2022).

La velocidad con la que se están perdiendo las especies erosiona los servicios que nos provee esta biodiversidad, como el secuestro de carbono y la polinización, los cuales impiden la exacerbación del cambio climático y la degradación del suelo, respectivamente: Así, esto compromete directamente la producción de alimentos, la calidad del agua y del aire, y, en general, la salud humana (Daily Maverick, 2022).

Nuevo enfoque: ¿una manera de “arreglar” al capitalismo?

En comparación a otras alternativas menos radicales, ha surgido el “decrecimiento”, proyecto que busca recodificar el debate sobre el medio ambiente y romper con el falso consenso sobre el desarrollo sostenible (Gómez-Baggethun, 2019). El decrecimiento consiste en dejar de crecer: de forma intencional, liberar espacio ecológico y reducir la escala física de la economía (los flujos materiales y los flujos de energía).

Para Matthias Schmelzer, principal exponente de esta criticada teoría, el decrecimiento no busca la privación o el “ajuste de cinturones”, sino que se enfoca en la redistribución radical del ingreso y riqueza, en justicia global y lo que en realidad asegura el bienestar: el medio ambiente (2022).

Pero no es tan sencillo, ¿cómo se podría fijar un límite de crecimiento económico en un país pobre que aún no ha podido asegurar la mínima satisfacción de necesidades básicas de su población? En palabras de Gómez, citando a Tim Jackson, si seguimos creciendo, destruimos el medio ambiente; y si dejamos de crecer, destruimos la economía; pero planeta solo hay uno y economías hay muchas (2019). Como es sabido, todo proceso de destrucción conlleva a uno de creación, tal vez destruir lo segundo sea el mal menor.

Fuentes:

Barrantes, R. (1993). (1)

Cowie, R. H., Bouchet, P., & Fontaine, B. (2022) (2)

Daily Maverick (2022). (3)

Daly, H. E. (2003). (4)

Gómez-Baggethun, Erik (2019). (5)

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