Económica

Panorama macroeconómico para el Perú en 2023

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Llegado el 2023, las perspectivas que se tienen para la economía peruana, al menos por ahora, no son particularmente prometedoras. Este panorama se relaciona con un contexto desfavorable tanto a nivel internacional como a nivel interno, los cuáles generan aún incertidumbre sobre lo que pasará con la economía en este nuevo año. En ese marco, el análisis de diversos indicadores a nivel macroeconómico nos permite reflexionar sobre la situación económica actual en la que se encuentra el país, así como sobre qué esperar dentro de un horizonte cercano.

¿Cuál es el escenario a enfrentar?

La dinámica poco auspiciosa de la economía peruana no es una situación alejada de lo que ocurre para las demás economías a nivel global. Por el lado externo, existe una moderación importante en la actividad económica mundial, principalmente porque las tres economías más influyentes; Estados Unidos, la Unión Europea (UE) y China, atraviesan una coincidente ralentización. Con este frente externo menos favorable, el impulso que se ha obtenido hasta el momento por parte de los precios de los commodities, por ejemplo, es posible que ya no suceda con la misma intensidad. Esto asociado también a una probable menor demanda de nuestros productos de exportación.

Por el lado interno, la inquietante crisis política y social que desde finales del año anterior viene costando al país considerables pérdidas económicas, es un factor idiosincrático que retrasa la posibilidad de ingresar a una etapa seria de recuperación. Sobre todo, el negativo efecto de esta crisis es que recae sobre componentes importantes para el crecimiento, en referencia a la variación del PBI, como son nuevamente los productos de exportación, la inversión privada o el comercio, así como también ha tenido efectos sobre la inflación y el consumo.

Dadas estas circunstancias, es perceptible que nos encontramos en una coyuntura compleja en que la economía se desacelera. Una coyuntura en que las personas con menores recursos son los que sufren más, sobre todo por el incremento prolongado en los precios de múltiples productos de la canasta básica. Por ello, la prevalencia de estos grandes desafíos para el crecimiento económico resultan de carácter imperativo para el gobierno de turno.

Inversión privada e inversión pública

De acuerdo con cifras de nuestro Banco Central de Reserva (BCRP), la inversión privada representa alrededor de un cuarto del PBI en cada año de la presente década, con lo que se trata del segundo componente más valioso después del consumo privado. En el mismo sentido, se afirma que esta inversión privada es la que dinamiza la economía, aumenta los niveles de empleo e impulsa el consumo, por lo que es un importante motor del crecimiento [ComexPerú].

Estas últimas semanas, al mantenerse tenso el ambiente político y social, las expectativas de las firmas, indicador que se vincula directamente con la inversión privada, no tendrían gran mejora este año a pesar del cambio de mando. Según el último Reporte de Inflación del BCRP para el mes de diciembre, los indicadores relacionados con la inversión privada han mostrado un deterioro en los últimos meses debido a la persistencia de la incertidumbre política y su impacto negativo sobre las decisiones de inversión.

Por esta razón, el panorama es pesimista respecto a este indicador. De hecho, el BCRP es el más optimista, pues expone que la inversión privada crecería 1% en el 2023. Por el contrario, empresas y consultoras como Macroconsult, Scotiabank, Thorne & Associates y Credicorp Capital esperan una caída de 2.8%, 2.3%, 1.1% y 1% en ella, respectivamente.

Asimismo, en lo que respecta a la inversión pública, es ya un suceso recurrente el hecho de que en todos los años no se cumpla con ejecutar enteramente el presupuesto asignado, y en el 2022 la historia no fue diferente según el portal de Transparencia Económica del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF). Para este nuevo año, la proyección que se tiene es que se pueda crecer al menos un 12% respecto de lo ocurrido el año anterior. Ello significa que la inversión pública para este año debería llegar a S/. 52,183 millones, cifra que aún sería mucho menor a los recursos que ya se presupuestaron hasta el momento en S/. 389.7 millones, en términos nominales.

Esta intención no resulta pretenciosa si es que tomamos en cuenta que, en periodo de elecciones regionales, usualmente la inversión pública cae, como se ha demostrado en el año recién culminado. Por lo que la nueva meta de crecer al menos un 12% en 2023 resultaría factible. En este contexto, es necesario que el gobierno permita las condiciones que garanticen un ambiente apto para el despliegue de las inversiones, tanto privadas como públicas. Para ello, será esencial minimizar la duración de los activos conflictos que impiden el desarrollo de actividades atractivas para las empresas como la minería, que de la misma forma desvían la atención de los gobiernos locales por ejecutar su presupuesto asignado.

Inflación y consumo

La lucha contra la inflación viene siendo un problema que persiste desde inicios del 2022 y que perjudica principalmente a la población con menos recursos. Sin embargo, existen señales como la moderación de los bancos centrales en su ciclo de alza de tasas que indicarían una convergencia de los precios al rango deseado. Este panorama resulta muy importante para las familias, dado que la variación en el consumo de las mismas, y del país por tanto, se ve asociado a este factor tan sustancial como es la estabilidad en los precios.

El BCRP cerró el año con una última subida en su tasa de interés de referencia, en diciembre, para ubicarla en 7,5%. De igual manera, la estabilidad que se ha mantenido en el tipo de cambio frente a los disturbios dan buenos indicios acerta de la efectividad en el accionar de nuestro Banco Central. En ese marco, para el año próximo se proyecta una inflación de 3%, un porcentaje que ya se encontraría situado dentro del rango meta, pero que asume la reversión del efecto de factores transitorios sobre la tasa de inflación. Principalmente, el de los precios internacionales de alimentos y la energía, que dependen en su mayoría del escenario externo.

De ese modo, las expectativas sobre el curso que adopte este indicador si bien son positivas, se conserva aún un sesgo amplio de dependencia tanto por los conflictos internos, como por el contexto externo que se pueda suscitar. Por ello es que las variables que están ligadas a la inflación como es el consumo, se espera se mantengan estables y vean una mejoría conforme transcurren los meses del año entrante.

Proyecciones de crecimiento y acciones del gobierno

Finalmente, conforme a las proyecciones de crecimiento, según lo estimado tanto por el BCRP como por el MEF, este oscilaría entre un 2.9% y 3.1% a 3.9%, respectivamente este año. De igual manera, las expectativas de entidades privadas como BBVA Research, Scotiabank, Credicorp Capital, Macroconsult, Thorne & Associates esperan que el 2023 cierre con avances de 2.5%, 2.4%, 2.3%, 2.1% y 1.9%, respectivamente. A lo que a su vez, organismos internacionales como el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), indican que la variación del PBI real sería de 2.6%, ubicándose en un punto optimista medio.

Con el objetivo de que ello ocurra, el titular del MEF, Alex Contreras, mencionó que el plan del gobierno tiene dos ejes centrales: la protección social, es decir, dar apoyo a los segmentos vulnerables de la economía y el impulso adicional al destrabe de las inversiones [Gestión]. Aún con ello, gran parte del escenario económico dependerá del ambiente político, por lo que lo más probable es que se crezca menos de 3%. Esto porque, adicional a lo positivo que resulta ayudar a los sectores vulnerables, lo que necesitamos para poder brindar dicha ayuda es generar riqueza. Para lo cual, se requiere un impulso a los dos componentes más importantes para el PBI, mencionados anteriormente, que son el consumo privado y la inversión privada, para así poder adoptar esta senda de crecimiento inclusivo.

La mejor manera, es mediante un trabajo conjunto entre el Estado, el sector privado y la población, pues lo que se desea es poder retornar a la etapa de crecimiento económico sostenido que gozamos no hace muchos años. Igualmente, el panorama aún indica un debilitamiento en la economía peruana, que con los nuevos proyectos del MEF, el profesionalismo del Banco Central y, sobre todo, la apertura al diálogo con la población conmocionada, se pueda evitar una ralentización marcada.

 

Fuentes:

Banco Central de Reserva del Perú (1)

ComexPerú (2)

Diario Gestión (3, 4, 5)

 

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